Modos y Modas

Paletopolítica

COLOFONOSCOPIO// TONINO

Dicen que hubo paletos vestidos de pana, de los que en las zarzuelas decían "rediez", reacios al ayuntamiento carnal pero deseosos de conjurar su libido, inventados por comediógrafos que reciclaron estos caracteres desde Esquilo. Yo, que he viajado a los pueblos, no me he encontrado jamás con estas tipologías: deben de ser cosas de las capitales donde con una propina siempre te dejan decir que vivimos en un país rico y el camarero te sonríe. Los paletos de ahora son reales. Los vemos los sábados por las tiendas del centro y antros comerciales, dando empujones, exhibiendo ropa interior como las ostras su perla, hablando a aullidos, cabellos teñidos, móvil en la mano, piercing, tatuaje, gimnasio evidente o mamoplastia.

El paleto hoy vive en el cuerpo de ex presidentes que colocan sus pieses en la mesa y entounan su acentou americauno sin complejos; a través de ejemplares frutas que sólo copulan entre ellas; de líderes autonómicos que cuentan milongas folklóricas como ideas políticas; en parlamentarios con pisazo en la Castellana; en las baladronadas de seres necesitados que el populismo les aúpe para cometer sus fechorías a favor de gastronomías que no inventaron. (la campechanía de don Juan Carlos es la única paletada excusable porque es misión de rey parecer popular). Los paletos han tomado la TV bajo la excusa de lo freak, en las tertulias pedorras de señás con novios-pollón, chapurrean un idioma neutro y su virtud es la ausencia de criterio. Vuelve, paleto falso: entre este público abonado al club de la comedia no me extrañaría ver un día al mismo Mussolini haciendo gracias en un balcón engalanado.

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