Modos y Modas

¿Gallardón sensible?

¿?// JOSÉ LUIS GARCÍA SÁNCHEZ 

Llora. El alcalde de Madrid es humano. Es sensible. Por lo menos es sensible a la escritura de su mentor, de su maestro Fraga. Gallardón ha llorado en público. Probablemente al ver de capa caída al político que antaño zapateaba por los pasillos de los Ministerios, firmando sin temblar lo que hiciera falta, desde un decreto a una sentencia de muerte.
Aquel fiel servidor del Estado, aquella fiera, es hoy un viejecito tembloroso, y eso puede enternecer. Pero hasta el punto de llorar... Salvo que en su libro Fraga explicase el arte de profesar idéntica fidelidad inquebrantable al Generalísimo, a Suárez y a la Constitución. Eso nos haría llorar a todos. De miedo.

Técnicamente el llanto de Gallardón es impecable. Contenido. Intelectual, moderno. Una lágrima centrista. Y surge una inevitable pregunta ¿Esta escena es el principio de una nueva dramaturgia? Es decir, Gallardón ¿ha roto a llorar?
¿Le veremos enternecerse, por ejemplo, ante niños humildes atropellados, o al ver el desalojo de una chabola poblada por otros ancianos que no sean Manuel Fraga Iribarne?
Quizá se limite al llanto político. Este hombre, partidario impasible ayer de la entrada de nuestras tropas en Irak, puede convertirse  en un plañidero. Temas no faltan. Después de Fraga tiene a su alrededor una buena fauna en la que inspirarse: Zaplana, Aceves, Botella.

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