Otras miradas

Por qué la desigualdad de género es una grave amenaza para la libertad de información

Virginia Pérez Alonso

Codirectora de Público y presidenta de la PDLI

*Discurso de inauguración del 'I Encuentro sobre Feminismo, Medios e Igualdad', por Virginia Pérez Alonso (codirectora de Público y presidenta de la PDLI)

La Plataforma en Defensa de la Libertad de Información (PDLI) lidera en España desde 2014 la denuncia de los abusos contra la libertad de información y de expresión. Y lo hace en cualquier ámbito en el que esta libertad se vea atacada o amenazada, ya sea en los medios y el periodismo, en las calles o en la red.

Es decir, entendemos la libertad de información no como un derecho sólo de periodistas y medios, sino sobre todo, tal y como lo recoge nuestra Constitución, como un derecho fundamental de la ciudadanía, sobre el cual se sustenta buena parte de la fortaleza de un sistema democrático.

Integrada por medios de comunicación, organizaciones de periodistas y de abogados, activistas y universidades, la PDLI nace en 2014 ante la preocupación de algunos de sus fundadores por una serie de proyectos legislativos que acabarían convirtiéndose en lo que hoy llamamos las leyes mordaza: la ley de Seguridad Ciudadana, la doble reforma del Código Penal y la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal.

Tres años después de su entrada en vigor, es más que evidente que dichas leyes han supuesto un retroceso democrático sin parangón entre el resto de Estados miembros de la UE y en la historia de nuestra democracia.

Como consecuencia de su aplicación, y de una interpretación judicial muy alejada de los convenios internacionales de derechos humanos que España tiene suscritos, hemos visto desfilar por la Audiencia Nacional a cantantes, tuiteros y titiriteros por los contenidos de sus obras artísticas o por sus opiniones, en los casos más graves.

Y en los más leves (es un decir), a día de hoy seguimos viendo cómo periodistas en el ejercicio de su trabajo son multados por infracciones tan subjetivas como "faltas de respeto" a la policía.

Pero el trabajo y la vigilancia de la PDLI no se limitan a estas leyes mordaza. Entre otras actividades, defendemos un ejercicio responsable y ético de la profesión periodística, máxime en situaciones delicadas, como el conflicto catalán. Exigimos un reparto transparente de la publicidad institucional por parte de organismos públicos. Llevamos años solicitando que se legisle para ofrecer una protección adecuada a los whistleblowers y denunciantes...

Y tal vez al escucharme os preguntéis qué tiene todo esto que ver con el feminismo y los medios de comunicación. Pues tiene muchísimo que ver. Porque la desigualdad de género incide de una manera directa y clara sobre la libertad de información.

En España un 64% de periodistas son mujeres, pero un 73% de los puestos de dirección de medios los ostentan hombres, según el Informe Anual de la Profesión Periodística de la APM. Si hablamos de directores de periódicos, según dicho informe de 80 periódicos sólo hay ocho dirigidos por mujeres y tres que cuentan con una mujer en la gerencia. Y en las televisiones y radios ocurre lo mismo: de unos 84 directivos de primer nivel solo 13 son mujeres.

Estas cifras reflejan sin duda la infrarrepresentación de la mujer en sociedad, pero en el caso de los medios este desequilibrio tiene gravísimas consecuencias.

Sin mujeres en los puestos de responsabilidad de las redacciones es enormemente complicado, por no decir imposible, hacer información con perspectiva de género; es decir, hacer periodismo teniendo en cuenta desde el mismo punto de partida que existe una desigualdad de género que en todos los ámbitos perjudica a las mujeres.

Es nuestra obligación como periodistas aplicar esta perspectiva de género en la información. Porque si no lo hacemos, estaremos privando a la ciudadanía del punto de vista de la mitad de la población, ofreceremos una información sesgada y contribuiremos a la perpetuación de los estereotipos con los que se representa a la mujer y, por tanto, del machismo. Seremos en consecuencia cómplices de los efectos de dicho machismo en las vidas de las mujeres, de las niñas, de todas nosotras.

Según datos de la Asociación de Investigación de Medios de Comunicación (AIMC), los españoles mayores de 14 años dedican a diario una media de 7 horas, 38 minutos y 30 segundos a consumir medios de comunicación; a la luz de los datos comentados anteriormente, parece obvio que la mayor parte de ese tiempo están accediendo a información que no está trabajada con perspectiva de género.

Por eso la desigualdad en el ámbito de la profesión periodística supone una amenaza clara hacia la libertad de información.

Pero a todo esto hay que sumarle, además, otro fenómeno alarmante: el acoso creciente que venimos sufriendo las mujeres periodistas a través sobre todo de las redes sociales.

Según la Federación Internacional de Periodistas (IFJ), en 2017 casi la mitad de las mujeres periodistas sufrieron abuso sexual, maltrato psicológico, troleo online y otros tipos de formas de violencia de género mientras trabajaban. Pero concretamente el 44% de las encuestadas sufrieron ciberacoso.

Este acoso provoca, entre otras consecuencias, autocensura y abandono de las redes sociales. O, lo que es lo mismo, la desaparición de voces femeninas del espectro público cuando precisamente es de esas voces de las que estamos más necesitadas para avanzar hacia la igualdad.

Ante este panorama, la Plataforma en Defensa de la Libertad de Información decidió crear a finales de 2017 un área de Mujer que pudiera dar respuesta y soluciones a estas cuestiones.

La primera iniciativa que pusimos en marcha fue, en colaboración con la Federación de Sindicatos de Periodistas (FeSP), un Observatorio contra el acoso en la red de las mujeres periodistas. Su objetivo es recabar datos que permitan cuantificar el acoso online en España.

En abril, la PDLI y el International Press Institute (IPI) organizaron una misión internacional para evaluar el alcance del acoso online contra periodistas en España. Las conclusiones se hicieron públicas en agosto en un informe pionero en nuestro país. Dicho informe constata ese aumento del acoso y amenazas online contra periodistas y pone en evidencia que el fenómeno afecta especialmente a las mujeres por la intensidad de los insultos y las campañas de coacción de las que son objeto.

En tercer lugar, nos pusimos manos a la obra para organizar este 'Encuentro de Feminismo, Medios e Igualdad', con la ayuda del Ayuntamiento de Madrid. Y lo hicimos porque creemos que el primer paso para cambiar realidades injustas es visibilizarlas y estamos convencidas de que es necesario un debate abierto, serio, solvente y argumentado como el que hoy va a celebrarse aquí para trasladar a la ciudadanía, a los poderes públicos y a los responsables de los medios de comunicación la importancia y la urgencia de que la mujer tenga un papel igualitario también en la información.

Esperamos que este Encuentro sea solo el primero de otros venideros y que contribuya a impulsar y agilizar el avance hacia la igualdad.

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