Otras miradas

Señoras que sacan pancartas

Gloria Santiago

Diputada de Unidas Podemos en el Parlamento balear y Vicepresidenta primera de la cámara

Asistentes al acto de "Desinfección antifascista" este jueves después de los disturbios registrados el miércoles en el acto de precampaña de Vox en Vallecas. EFE/Fernando Alvarado
Asistentes al acto de "Desinfección antifascista" este jueves después de los disturbios registrados el miércoles en el acto de precampaña de Vox en Vallecas. EFE/Fernando Alvarado

"Somos los hijos de la calle/ bastardos de aquel siglo que ha pasado con los pies por delante. Somos los socios del pecado/ vamos dando el sonido al perdedor/ y el grito al marginado". Así comienza Los Hijos de la Calle, un temazo de Reincidentes en los 90.

Entre la maleza y el ruido de la extrema derecha, Vallecas rechaza a un Abascal que los llama miserables. Días antes, unas señoras de Coslada salen a la calle a decirle al nazi que haga el favor de bajar el bracito y levante la cabeza. Fantasía.

Por un lado chavales de ideología homófoba, totalitaria, racista y violenta, reciben con el saludo romano a Pablo Iglesias cuando visitaba una asociación vecinal. Por otro, los que reclaman un sueldo decente, le escriben a Abascal que se vaya a trabajar. No es lo mismo. Ellos saben qué es pagar impuestos, Abascal no ha pegado un palo al agua en su vida. Tampoco puede ser lo mismo un discurso que invita a la división y al insulto, a un discurso que pretende que todos y todas, sin distinción, podamos vivir bien.

La dignidad no está en una banda nazi callejera si no en los pisos de los barrios obreros, con una madre y un padre cocinando una olla de cocido. Esperando que el niño coja la bandera para defender la justicia social. A ver si no queda en anécdota toda una vida trabajando para que no le falte el bocata en la merienda.

Entre tanto caos, aún hay gente honrada que se indigna porque alguien se ha llevado la bandera sin meterle contenido. Porque si eres un currante no puedes enseñar la bandera cuando te quedes en paro sin ERTE. De nada va a servir una bandera cuando no te paguen las horas extras. No puedes ponerle a tu madre una bandera en los riñones cuando venga rota de fregar suelos.

De poco sirve colgar la bandera en tu piso de 20 metros cuadrados si pagas 800 euros mensuales de alquiler. No puedes enviarle una bandera de España a las eléctricas que te han dejado sin calefacción. Condenar la bandera a un símbolo exento de contenido social es lo que ha llevado a los mayores corruptos de este país a ondearla sin vergüenza en sus mítines. Las abuelas y abuelos que se dejaron la piel luchando por la Democracia, entienden esto perfectamente. Ellos que han levantado este país con el sudor de sus frentes, ellos que han sido hijos de la calle tienen mucho que decir al niñato de la banderita. Hay que añadir al merchandising patriótico una apuesta política constitucional que reparta beneficios y garantice riqueza para todos. Niño, hay que echarle sustancia al puchero.

La visita de Vox fue una provocación. ¿Qué pinta allí esa gente que nunca ha querido saber nada del pobre? Qué sabrán ellos de patria si nunca la han visto madrugar. Vallecas representa la España sufrida y la que no quiere sufrir más. Conscientes, como cantaba Reincidentes de que "el futuro ya no está", no están dispuestos a que lo escriban las manos equivocadas.

El peligro es que la extrema derecha está llegando a quién ha perdido la esperanza y esa gente, no debería sentirse abandonada por ningún gobierno. El futuro político de este país se escribirá con la mano en el corazón y leeremos que aquí no está todo perdido.

Mientras el fanatismo rompe la convivencia entre compatriotas, aparece la señora que saca una pancarta por la ventana durante el discurso de Abascal. Señora obrera poniendo orden. La esperanza, que parecía perdida, ha aparecido. Las madres, con el "como vaya yo, la encuentro", la han encontrado.

Más Noticias