El próximo 15 de Mayo, no solo se cumplen 75 años desde la guerra Árabe-Israelí que produjo el desplazamiento de más de 700.000 personas palestinas, sino que la Nakba (el desastre, como lo llaman los árabes) ha continuado a lo largo de todos estos 75 años. Nada ha cambiado.
En la actualidad son 6 millones de refugiados de Palestina. Son la población refugiada más antigua del mundo y una de las más numerosas. Los refugiados de Palestina llevan 75 años sufriendo la desposesión, viviendo durante décadas bajo ocupación militar, violencia e injusticia. Todos ellos aferrados a una vida de recuerdos, la de antes de 1948.
Mientras escribo estas líneas, Israel está bombardeando Gaza, algo que lleva haciendo desde hace décadas. De nuevo edificios residenciales bombardeados. Mujeres, niños y niñas asesinadas. Familias destrozadas, población aterrorizada y traumatizada. Pero esta vez, no tienen dónde huir, no pueden cruzar fronteras para refugiarse en algún país vecino como ocurrió en 1948. Gaza está cerrada a cal y canto por Israel. En Gaza viven atrapados dos millones de personas que no pueden ni huir, ni buscar refugio en ningún sitio. Cualquier hogar puede ser atacado. Es lo que pasa en cada bombardeo. Hasta el momento 38 hogares han sido reducidos a escombros o gravemente dañados en los ataques actuales.
Laila Barhoum, una trabajadora humanitaria gazatí, describe muy bien en las redes lo que significa estar atrapado bajo las bombas y no tener forma de escapar. "Este sonido. Golpea el suelo, tu corazón se derrumba y tu sangre hierve de miedo. No sabes si correr o quedarte donde estás; entonces recuerdas, no importa. La muerte está en todas partes. Luego viene el silencio y crees que todo ha terminado, pero nunca lo ha hecho, siempre vuelven".
Quienes más sufren esta situación son los niños y las niñas. Es indescriptible el pavor que sienten al escuchar el ruido incesante de los bombardeos. Para muchos no es la primera vez. En su corta vida han sobrevivido a muchas ofensivas israelíes, han visto volar viviendas por los aires, han sido testigos de la muerte de sus seres queridos, han perdido a muchos de sus amigos. Esto lo sabía muy bien Tamim Daoud. A la corta edad de 5 años ya había sobrevivido a las dos últimas ofensivas militares. Pero el pasado martes, sufrió un gravísimo ataque de pánico y su pequeño corazón no pudo aguantarlo, murió de miedo, en mitad de la noche, bajo el sonido de los ataques infernales.
La población de Gaza está formada por un importante número de refugiados, aproximadamente el 70% de la población. Los descendientes de aquellos que se vieron forzados a abandonar sus hogares en 1948 son los que ahora se encuentran bajo los ataques israelíes en Gaza o bajo las incursiones militares en Cisjordania. Todo aquello que les narraron sus abuelos y que forma parte intrínseca de su historia, lo han tenido que vivir una y otra vez.
Mientras centramos nuestra atención en Gaza, en el resto de Palestina, los drones israelíes sobrevuelan las ciudades de Tubas, Tulkarem, Nablus y Jenin y se producen incursiones militares. Cada día estas incursiones dejan muertos y heridos. Solamente en Nablus, hace dos noches las fuerzas israelíes dejaron un centenar de heridos.
La violencia de los colonos israelíes también se ha disparado. Este año sin ir más lejos, fuimos testigos de los ataques en Huwara y alrededores, donde 400 colonos atacaron con barras de hierro y piedras a los palestinos y quemaron más de 75 casas y un centenar de coches, dejando decenas de heridos y un muerto. En lo que llevamos de año más de 90 palestinos han sido asesinados y más de 3.000 heridos por las fuerzas israelíes o por los colonos. Estas cifras incluyen niños.
Otra forma de Nakba, de desarraigo y de desplazamiento, son las demoliciones de viviendas. Una práctica habitual que destruye hogares, medios de vida y edificios tan fundamentales para la población como las escuelas. Hace solo unos días demolían la escuela de Tahadi, cerca de Belén, donde asistían más de 60 alumnos que ahora no tienen donde ir. No era la primera vez, en 2017 fue demolida y reconstruida. Las instalaciones de la escuela habían sido atacadas por las fuerzas israelíes y por los colonos en numerosas ocasiones, bajo la excusa de establecer un nuevo asentamiento ilegal israelí.
En 1948 setecientas cincuenta mil personas abandonaron sus hogares. Muchos de ellos portando únicamente sus llaves, creyendo que volverían en pocos días. 75 años después, muchas familias palestinas tienen preparada una bolsa de emergencia en sus casas de Gaza que contiene sus documentos importantes, algo de ropa y aseo, quizás algún objeto más personal, un recuerdo. Haneen, una amiga de Gaza, preparando su bolsa se preguntaba "¿cómo llevarme toda la casa en mi pequeña bolsa? ¿Cómo meter los recuerdos, los sueños y el futuro?".
Mientras las bombas continúan sobre Gaza. La Nakba continúa.
Nakba no es un aniversario. Es una realidad.
Comentarios
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