Otras miradas

Más allá del crecimiento: trabajar menos para ganar vida

Florent Marcellesi

Coportavoz de Verdes Equo y ex-eurodiputado Verdes/ALE

Desde la revolución industrial, el bienestar ha sido un concepto asociado al crecimiento económico y al trabajo productivo. Este binomio parecía hasta ahora imparable. Sin embargo, ha tocado techo. Hoy en día ni el crecimiento es sinónimo de bienestar, ni el trabajo puramente productivo garantiza a ciencia cierta una vida buena y los cuidados. Y aún menos ambos combinados en una espiral productivista y consumista permiten respetar los límites del planeta. 

En pleno siglo XXI, ya no nos podemos conformar con esta realidad. Nos lleva directamente a caminos altamente peligrosos hoy para nuestra vida cotidiana y mañana para nuestra supervivencia como sociedad. Afortunadamente, ante las políticas fallidas del crecimiento infinito en un planeta finito, existen caminos alternativos que permiten compaginar bienestar y sostenibilidad. Para ello hay que pensar más allá de las recetas del pasado, empezando por pensar más allá del crecimiento. Y eso es exactamente lo que haremos centenares de representantes políticos, sindicales, asociativos, empresariales, etc. en el Parlamento Europeo en Bruselas del 15 al 17 de mayo en la gran Conferencia "Beyond Growth".

En concreto, uno de estos caminos sobre el que debatiré en un panel con experta/os de toda Europa pasa por la reducción de la jornada laboral. Trabajar menos para ganar vida: más conciliación y más cuidados, más salud y más sostenibilidad, así como más prosperidad económica sin adicción crecentista. Al mismo tiempo, trabajar menos para repartir más el trabajo y que las y los que carecen de empleo puedan mejorar sus condiciones de vida. En definitiva, hablamos de una medida de justicia social y ambiental, al epicentro del cambio hacia una sociedad sostenible y solidaria.

Además, poner en marcha una semana laboral más corta es el sentido común que nos dicta la historia moderna. Ya en 1919, España fue pionera al ser el primer país en el mundo que aprobó la jornada de trabajo de 8 horas. Un siglo después, y gracias a la convergencia entre luchas sindicales, ecologistas y a favor de la salud, puede ser de nuevo pionera en el reto laboral de este decenio: la semana laboral de 32 horas, sin rebaja salarial. 

Y no es ninguna quimera: gracias a la labor de Verdes Equo, Más País y Compromís en el Congreso y a pesar de las reticencias iniciales del Gobierno, España ya está llevando a cabo un proyecto piloto para poner en marcha en las empresas voluntarias la reducción de jornada laboral, sin reducción de salario. Y apuesto que, cuando termine esta prueba, veremos lo que solemos ver en todas las empresas que redujeron el tiempo de trabajo (y de paso aumentaron su productividad): una vez implantada la medida, las personas trabajadoras no quieren volver atrás. Por una razón simple: viven mejor. 

Al final, ese es exactamente el objetivo que defendemos desde los verdes europeos y que queremos impulsar desde las instituciones locales y autonómicas a partir del 28 de mayo. Que gozar de salud y bienestar sin cargarse el planeta sea una meta al alcance de todas y no un privilegio reservado a unas pocas.

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