Asistimos al ocaso político de un gobierno que pasará a la historia por el dolor que le ha provocado a millones de ecuatorianos. Con una maniobra desesperada e ilegal, el presidente Guillermo Lasso ha disuelto la Asamblea invocando el artículo 148 de la Constitución de Ecuador. Esto se ha producido pocas horas antes de que la Asamblea vote la destitución de Lasso en el Juicio Político por los escándalos de corrupción en las empresas públicas. Ahora, el Consejo Nacional Electoral (CNE tiene el plazo de siete días para convocar elecciones). En la última edición de este artículo ya se conoce que la Corte Constitucional ha rechazado todas las demandas de inconstitucional al decreto de Lasso, por lo que ahora sí, habrá elecciones.

Desde la distancia física, pero con el corazón en un puño y el nudo en la garganta por ver el sufrimiento de nuestro pueblo y nuestras familias, pido a la comunidad internacional permanecer alerta sobre la deriva autoritaria de Lasso y la movilización permanente para evitar una mayor vulneración de los Derechos Humanos del pueblo ecuatoriano. Como lo calificó el expresidente Rafael Correa, lo que hace Lasso es ilegal porque no hay conmoción interna, pero representa una oportunidad para librarnos de Lasso en las elecciones. Si finalmente hay elecciones, será el pueblo ecuatoriano el que decida el rumbo del país en las urnas.

El CNE ya ha comentado que una posible fecha para las elecciones sería el 20 de agosto, produciéndose ahí la primera vuelta. Si hay segunda vuelta, hasta la toma de posesión de las autoridades podrían pasar hasta 6 meses con el gobierno de Lasso en solitario.

El contexto donde se producen estos episodios es en un Ecuador atravesado por la violencia, con un promedio de 16 asesinatos cada día, sin medicina en los hospitales, con una nueva ola migratoria y varias crisis superpuestas que golpean la vida del pueblo ecuatoriano. La implementación de la agenda neoliberal, durante el gobierno de Moreno y luego de Lasso, han tenido un impacto enorme en el aumento de la desigualdad, el crecimiento de la inseguridad, el desmantelamiento de lo público y la privatización.

El gobierno de Lasso inició en el 2023 con un rechazo de su gestión de más del 80% de la población. A esto hay que sumar la derrota en su consulta popular con la que pretendía realizar cambios en distintas instituciones y concentrar poder. Además, en las elecciones seccionales se volvió a demostrar la debilidad de CREO y situó a la Revolución Ciudadana, a pesar de toda la persecución política de estos años, como la primera fuerza política del país ganando las principales ciudades y alcaldías, a pesar de que como autoridades electas hayan tomado posesión el pasado 14 de mayo.

Lasso ha suspendido el partido que estaba perdiendo y, ahora, agota un tiempo de descuento con una deriva autoritaria en la que implementará vía decreto su agenda política neoliberal, lo que causará todavía más dolor al pueblo ecuatoriano. Mientras tanto, deja en el escenario una imagen de las Fuerzas Armadas rodeando la Asamblea, militarizando el legislativo, confirmando así, el autogolpe blando propio de un fraude democrático.

Mientras escribo este artículo un niño lloraba frente a su madre herida pidiéndole que resista, que la necesita, esto ocurrió en el último episodio violento en Manta. Mi mayor deseo es que acabe esta etapa de dolor y terror, que vuelva un gobierno que devuelva a los niños y niñas una infancia segura. El Ecuador de la Revolución Ciudadana fue el segundo país más seguro de la Región, hoy lamentamos homicidios violentos cada día y no podemos normalizar este nivel de violencia.

Ahora, la tarea urgente es ganar las elecciones y poner las instituciones a trabajar para atajar todo el sufrimiento de nuestro pueblo y devolverle días de esperanza, derechos y futuro.