La inmunidad y la impunidad con la que la Monarquía saquea y delinque permanentemente es la máxima expresión de un régimen decadente que permite que un rey fugado de la justicia se pasee haciendo ostentación de su inviolabilidad mientras se ríe de aquellos que le preguntan si piensa dar explicaciones por las gravísimas acusaciones que persiguen su figura.

En este estado se puede difamar, mentir, amenazar y espiar a independentistas a diario desde las instituciones del estado que pagamos con nuestros impuestos, se pueden hacer bromas racistas, misóginas, negar la violencia machista o proferir expresiones de odio contra colectivos vulnerables desde los medios y desde los parlamentos.

Ahora bien, cuando alguien señala con el dedo a los herederos ilegítimos impuestos por un dictador y a los cuales nadie ha elegido, empiezan los problemas. Son intocables y se saben intocables, razón por la cual actúan como actúan sin ningún rubor.

Valtònyc en el exilio por decir aquello que todos sabemos en una canción, que la monarquía ha robado y roba a manos llenas. Pablo Hasél en prisión por hacer valer su libertad de expresión. Revistas satíricas censuradas. Y mientras tanto, el emérito paseándose con un yate y riéndose de todo el mundo mientras gasta nuestro dinero.

Gracias al delito de injurias y calumnias a la corona o aplicando la vergonzante ley mordaza que, por cierto, este Gobierno todavía no ha derogado tal y como se comprometió, el Estado español ha pasado a encabezar la lista de países que más artistas ha represaliado por el contenido de sus canciones. Estamos al nivel de Turquía y Marruecos, grandes aliados de nuestra robusta democracia plena como dicen las señorías del PSOE.

Uno de los principios básicos del republicanismo es que nadie es más que nadie y que todos tenemos los mismos derechos y deberes, es por eso que el grupo de Esquerra Republicana - EH Bildu hemos presentado una Proposición de Ley para despenalizar las injurias a la corona. Que para sorpresa de muchos salió aprobada.

Ahora el trámite continuará en el Congreso. Si no avanza, como así estamos seguros que reclama la sociedad, y esto no se deroga, seguirán confirmando, una vez más, que la República catalana es la única alternativa viable para acabar con este régimen monárquico y corrupto.