Carta con respuesta

¿A quién apoya?

Pude leer, en la edición impresa del diario ‘Público’, cómo el señor Ibarretxe propone la desobediencia civil para conseguir sus ilegales fines. Ilegales por dos motivos: en primer lugar, porque la celebración de consultas o referéndum es competencia, según la Constitución, del Estado español, y segundo, porque nuestra Constitución proclama la unidad del Estado español. Creo que los últimos desvaríos del lehendakari deberían ser la gota que colma el vaso para iniciar el procedimiento del artículo 155 de nuestra Constitución para intervenir una autonomía que actúa de manera flagrante contra el interés general.

JORGE JUAN MORANTE LÓPEZ. MADRID

Desvaríos? Ese tipo de lenguaje sólo le califica a usted, no a la propuesta de Ibarretxe. En mi opinión, está usted mal informado (y no me sorprende, con la que está cayendo): la Constitución no dice nada sobre la convocatoria de consulta popular no vinculante y, además, lo que es competencia del Estado es "la autorización para la convocatoria" (no la convocatoria) de referendos (artículo 149.1.32). En cualquier caso, lo decidirá el Tribunal Constitucional. Por otro lado, cosa muy distinta es el juicio que a cada uno le merezca la voluntad del Gobierno de no autorizar e impedir la consulta, sea o no sea referéndum. A mí personalmente me parece impresentable y vergonzoso. Repita conmigo: impediremos con todas nuestras fuerzas que se consulte a los ciudadanos. Formidable, ¿verdad?

En cuanto a la unidad de España, tiene razón. La Constitución también proclama, por ejemplo, la monarquía o el deber de trabajar. Sin embargo, se puede ser republicano y promover una reforma constitucional. Que yo sepa, no es ilegal. Lo del trabajo es más complicado. En teoría, a todos los holgazanes, los que viven de las rentas o los que cobran sin dar un palo al agua deberíamos perseguirles y quizá enviarles a los Geos. Yo entiendo que se puede ser, sin incurrir en ilegalidad, partidario de la independencia del País Vasco (o la de Calatayud, si a eso vamos). Incluso sostengo que se puede ser adversario de la Constitución y promover su reforma, sin que ello sea ilegal o anticonstitucional.

Frente a una demanda de una Autonomía, según usted, el Gobierno debe responder con el cumplimiento forzoso y la mano dura. Vale, puede hacerlo, sí, claro: pero a mí no me parece buena idea. Yo creo que no se les puede prestar mejor servicio que ese a los partidarios de la violencia: darles la razón, hacerles ver que no pueden expresarse de otra forma, enviarles los tanques y confirmar así sus propias justificaciones.
Creo que la línea de actuación que propone es la que más apoyo daría a la violencia terrorista. Por eso, entre otras razones, no estoy de acuerdo con usted.

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