Casi cada país y región de Mesoamérica (México, Guatemala, Nicaragua...) se precia de tener su receta de guacamole. Su secreto, elixir, la fórmula de identidad. El guacamole es una mezcla prehispánica que ha cruzado más mares que Colón o Vasco de Gama. Ha colonizado mesas y paladares desde los antiguos reinos aztecas. Consiste en un mole o salsa que según la región contiene distintos ingredientes, pero su base siempre es el fruto del aguacate.
Suele incluir picante, como chile, y jugo de cítrico, ya sea lima o limón. También algo de cilantro. Es una salsa, aunque calórica, saludable. En la receta de hoy vamos explorar la versión nicaragüense, cortesía de Karla, amiga oriunda de Managua. Tiene además un punto de realismo mágico, pues Nicaragua es tierra natural de poetas: para que no se oxide la salsa en la nevera, nos dice, ellos ponen la semilla del aguacate en un vaso de agua (supuestamente, desde allí, tiene efecto en el mole). Si no te fías, lo más racional es introducir la semilla en la misma salsa para evitar que se estropee.
Receta de salsa guacamole nicaragüense
Ingredientes 8 personas:
- 4 aguacates.
- 1 cebolla mediana.
- 2 tomates maduros.
- Medio limón o lima.
- Unas hojas de cilantro.
- Pimienta al gusto.
- Salsa de tabasco, guindilla o picante que más te guste.
- Dos huevos duros
- Aceite de oliva.
- Sal.
Elaboración:
Karla nos advierte que el pecado capital es triturar el guacamole con la batidora, cuando pierde su fortaleza y se licua en exceso. Debe hacerse de manera rústica, machándolo con un tenedor u otro utensilio y que quede grumoso. Según esta versión, no debería salir demasiado líquido. Para adaptar los ingredientes al mercado español, en el picante puedes utilizar tabasco o la salsa que más te guste. El cilantro va al gusto, pero es mejor no echarle mucho y que entonces se coma el sabor. En vez de lima, funciona también el limón. Si quieres extraer la pulpa del aguacate con maña, dale un tajo por la mitad y extrae la semilla y después con una cuchara grande la carne.
1. Parte los aguacates y pica cebollas y tomates:
Pela los aguacates. Pártelos por la mitad y haz una cuadrícula con el cuchillo en sus carnes. Con una cuchara extraes la pulpa con la que harás la salsa. Reserva la semilla para que luego no se oxide. Machaca con un tenedor la carne del aguacate. Pica la cebolla muy fina, quita la piel al tomate, pícalo también fino junto al cilantro. Haz lo mismo con los dos huevos duros (según el cocinero, se cortan en trozos más grandes para que funcionen a modo de tropezón).
2. Dale al mole:
Añade entonces la sal, la pimienta, el jugo de medio limón y el picante al gusto. Cháfalo con el tenedor. Hazlo con calma hasta obtener una salsa jugosa y espesa. Si vas a guardarlo en la nevera recuerda que con el tiempo se oxida. Introduce en la salsa las semillas que tenías reservadas.
➦ Continuamos por Latinoamérica: huevos rancheros.
Comentarios
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