Todo es posible

Por la espalda y a traición

De las infinitas maneras de mirar las filtraciones de Wikileaks me voy a quedar con la menos trascendente. Ya habrá tiempo de comentar asuntos más graves que, sin duda, tendrán efectos a largo plazo, como el intento por parte de los diplomáticos estadounidenses de frenar las actuaciones de la Justicia española en el caso Couso, las investigaciones respecto a los vuelos de la CIA sobre nuestro territorio y los traslados ilegales de los presos de Guantánamo. El capítulo que muchos consideran absolutamente frívolo, el referido a los comentarios,

es, a mi modo de ver, otra bomba de efecto retardado. Inevitable ponerse en lo peor al contemplar la foto, publicada ayer por este periódico, donde aparecían las tres caritas juntas de Berlusconi, Medvédev y Putin, a bordo de un avión con destino a una dacha en el mar Negro para disfrutar de unos días de relax. Por mucho que se empeñen en desmentir, a través de sus respectivos comunicados, el desprecio que sienten los unos por los otros, sus relaciones políticas se verán afectadas.

Siempre se ha dicho que una de las diferencias entre los políticos profesionales y el resto de los ciudadanos es el grosor de su piel y la capacidad de sus tragaderas para desayunarse un sapo cada mañana. No obstante, por más que traten de disimularlo, el presidente Zapatero, sus ministros y colaboradores más cercanos, ya nunca serán los mismos después de haber sido sometidos a la mirada torva de la diplomacia norteamericana. Que Bono sea considerado un sabueso mediático, Chacón una inmadura o Moratinos un gritón, son cuestiones que carecen de importancia, lo preocupante para el pobre Rubalcaba es recibir tantos elogios del controvertido embajador de Bush.

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