Trabajar cansa

Enviemos a Francia nuestro piquete antihuelga

"La coyuntura y la realidad de los países son diferentes. Trasladar miméticamente la estrategia francesa a España estaría condenado al fracaso." -Fernando Lezcano, Secretario de Comunicación de CCOO-

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Lo que le pasa a Sarkozy es que no tiene un piquete antisindical como Dios manda, y por eso los trabajadores le han tomado la calle y le están complicando la vida más de lo esperado. Si no hay nadie que a diario los llame vagos, chupópteros y ladrones, al final pasa lo que pasa, que salen un día a la calle y ya no se retiran.

Sigo estos días con atención la prensa francesa, esperando encontrar un equivalente al heroico piquete mediático y político que tanto hizo en España por reventar la huelga del 29-S, pero nada, ni rastro. Sí, hay portadas y editoriales críticos con los sindicatos, pero de una moderación que dará risa a nuestros legionarios.

La prensa de derecha, como Le Figaro, se dedica a buscar fisuras en la unidad sindical, critica la acción de incontrolados, acusa a los sindicatos de causar penuria por bloquear las refinerías, o cuestiona el recuento de manifestantes, pero poco más. Ni rastro de liberados, subvenciones o fraudes en sus páginas. Por no saber, los franceses ni siquiera saben si sus líderes sindicales van de crucero o de camping.

Algunos creen que los sindicatos españoles miran con envidia a sus hermanos franceses, pero creo que quien más envidia siente es el piquete antihuelga: lo que harían ellos con unos sindicatos como los franceses. Si con una sola huelga se excitaron tanto, imaginen de lo que serían capaces con nueve huelgas, manifestaciones, refinerías bloqueadas, estudiantes en la calle...

Pues nada, si se aburren, que se metan en un tren rumbo a París y corran a socorrer a los franceses. Total, la derecha más reaccionaria española está en deuda con la francesa desde que nos enviaron los Cien Mil Hijos de San Luis para restaurar el absolutismo, así que ya es hora de devolverles el favor. Yo metía en ese tren a periodistas y tertulianos, pero también a Aguirre, a los sindicatos amarillos revientahuelgas y a unos cuantos empresarios de ésos que saben mantener prietas las filas entre sus trabajadores. Así de paso los perdemos de vista una temporada.

Ánimo, valientes, que esos gabachos no tienen ni media hostia.

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