Trabajar cansa

Algo más que una palmadita en la espalda

"Entiendo y comparto que la gente se indigne y piense que no es justo ver bancos que reparten bonos extraordinariamente altos." -Alfredo Pérez Rubalcaba, vicepresidente primero del Gobierno-

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Con la que está cayendo, ¿no les parece pitorreo que Bankia –la fusión de Caja Madrid, Bancaja y otras- anuncie su salida a Bolsa animándonos a hacernos banqueros? "Hazte bankero", dice la campaña, jugando con la ‘k’ del nombre. Con la buena imagen que tiene el sector financiero, suena a recochineo.

Miren si estarán altos los niveles de cabreo, que hasta los gobernantes empiezan a conmoverse. Estos días se multiplican los mensajes mostrando comprensión hacia el hartazgo de la gente con los excesos de los banqueros (bankeros incluidos, como Rato). El candidato Rubalcaba dice que lo comparte, y pide responsabilidad a los bancos, mientras el ministro de Trabajo ve "obsceno" lo que ganan los directivos.

Al mismo tiempo, los dirigentes europeos expresan su malestar con esas agencias de calificación que echan gasolina a manguerazos cada vez que un incendio parece controlado. Ayer el presidente de la Comisión dijo "lamentar profundamente" la actitud de Moody’s con Portugal, y la acusó de "añadir más especulación".

Vale, de acuerdo, aunque sea con tres años de retraso, aceptamos la palmadita en la espalda. Pero esperamos algo más. Porque los ciudadanos podemos cabrearnos, patalear, salir a la calle. Pero de los gobernantes se espera algo más: que actúen. Si de verdad creen "obscenos" los sueldos de los banqueros, ya están tardando en meterles mano. Si en serio creen que la banca es responsable de la tragedia hipotecaria, legislen algo más que esas tímidas medidas para aliviar a los embargados. Si no es fingido su malestar con las agencias, reformen de una vez el sistema hasta donde puedan, que no es poco.

¿Que no se sienten con fuerzas, que tienen miedo al poder financiero? Pues pídannos ayuda. Cada vez hay más ciudadanos cabreados y dispuestos a hacer algo, así que por apoyo no será. Igual que impedimos desahucios –o redadas policiales, como esos admirables vecinos de Lavapiés-, estaríamos dispuestos a hacer fuerza para que todo cambie. Pero si van en serio. Mientras no sea así, guárdense las palmaditas en la espalda.

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