Trabajar cansa

Cuando el director era nuestro mejor amigo

"La demonización del sistema financiero por el Gobierno ha hecho mucho más daño a la prima de riesgo que las agencias de calificación." -José Luis Feito, presidente del Instituto de Estudios Económicos-

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Hagan la prueba: entren en una sucursal bancaria y pregunten en voz alta por el director. De repente todos quedan en silencio, se miran unos a otros nerviosos, alguien intenta salir por la puerta trasera, y alguno aprieta el botón policial, por si acaso. Qué diferente hace unos años, en la edad dorada, cuando el director de la sucursal era todo un personaje en el barrio, amigo de todos los vecinos, con las puertas de su despacho siempre abiertas y tan popular como en otros tiempos el párroco.

Hoy no pasan por su mejor momento, cuando reciben más visitas de hipotecados en apuros que de clientes preferentes. Además, la crisis los coloca en el centro de la diana, pues muchos les reprochan la alegría con que concedieron hipotecas. Ayer el ministro de Fomento recordaba cómo a los directores se les marcaba objetivos para batir el récord de préstamos concedidos mes tras mes, y con tanta crítica la Federación de Cuadros y Profesionales de Cajas de Ahorro ha protestado por que se cargue en ellos la culpa.

El debate sobre la responsabilidad de la crisis hipotecaria está sobre la mesa, y hay que ver cómo el brazo mediático de la banca ha salido en su defensa en cuanto el PSOE se ha mostrado sensible al clamor ciudadano. Acusan a los socialistas de populismo antibancario, pero lo cierto es que se ha abierto un debate que, aunque tardío y oportunista, es necesario.

Por supuesto que no toda la responsabilidad es de la banca, pues también los gobernantes favorecieron una economía basada en el crédito fácil. Algunos incluyen en la culpa a los ciudadanos, por pedir tantas hipotecas, en la vieja estrategia del "todos fuimos culpables", que es como decir que nadie lo fue.

Es cierto que hubo mucho cuento de la lechera, y especuladores aficionados que pedían hipotecas a pares. Pero la mayoría acudía a la sucursal porque quería tener casa, sin más. Y muchos se encontraron con trampas, atrapados en préstamos imposibles con la connivencia de promotores y bancos. Repartamos responsabilidad, sí, pero no nos den tongo de nuevo.

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