La trama mediática

Ahora, el nannygate

Marchando una de periodismo de investigación (¿o himbestijazion?). Plagiando una vieja fórmula de la prensa del hígado, la de tirar de la lengua convenientemente engrasada de una despechada sirvienta de folclórica, La Gaceta anuncia: "El nannygate español". ¿Ein? Nada demasiado elevado para el espíritu: una exempleada de hogar del Zapatero pre-presidencial acusando a sus señoritos de no darla de alta en la Seguridad Social. Tendría su qué si no fuera por la sobreactuación del ético (je, je) Carlos Dávila: "Los políticos-predicadores tienen más delito (en el sentido figurado del término) si hacen caso omiso de sus propias homilías, si incumplen lo que exigen a los demás. Este puede ser el ‘Nannygate’ español. Seguiremos informando".

Cada vez más crepuscular, Luis María Anson repite en El Mundo la gracieta de imaginar un consejo de ministros. Para morirse, pero no de la risa, sino de la pena, penita, pena: "Me parece una idea genial, presidente -aplaude Leire-. Eres, como Mao, el sol rojo que calienta nuestros corazones. En la China maoísta, por cierto, todo el mundo se desplazaba en bicicleta". Es más divertido cuando, como hizo el otro día, dice que Ruiz Mateos es un empresario ejemplar.

Machos-machos

Sin cambiar de papeles pedrojotianos, encontramos a Salvador Sostres llamando "sarao uterino" a la iniciativa del presidente del Barça de ceder el palco sólo a mujeres el pasado sábado. Luego sigue explayándose y concluye: "Jamás he visto a ninguna mujer inteligente tras una pancarta en una manifestación". ¿Ni siquiera a la lideresa en las de la AVCT o VCT? Un tal Alberto Gómez sube la apuesta machirula y caspurienta desde Libertad Digital con una redacción escolar titulada "Cien años de dogmatismo feminista". Rezando para que su señorito Federico se fije en él, el meritorio suelta el cohete: "El feminismo, como todos los movimientos religiosos o ideológicos, es un movimiento creado, mantenido y dirigido por hombres que tiene entusiastas seguidoras".

En La Razón, César Vidal escribe Madrit de guasa y vuelca en su columna todo su repertorio catalanófobo: "Si Cataluña, alumno otrora aventajado en una clase de torpes, no ha dejado de perder posiciones, se debe al nacionalismo. (...) Como todo el mundo sabe, el alumno vago nunca aprueba los exámenes culpando de su merecida suerte a los que son juiciosos y trabajadores". Sí, señor maestro.

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