Desde hace algunos días, Mariano Rajoy se muestra muy preocupado por el estado de las cuentas públicas. Tal agitación, como ha quedado ya en evidencia, forma parte de una estrategia tan elemental como irresponsable que consiste en dibujar el panorama más sombrío posible de la economía española con el doble objetivo de achacar la culpa de la catástrofe al Gobierno de Zapatero y justificar futuros recortes del Estado del bienestar. En un reciente encuentro con los dirigentes territoriales de su partido, el líder del PP preguntó alarmado si era cierto que las comunidades autónomas están tardando más de 600 días en pagar a sus proveedores sanitarios. La respuesta la dio ayer la patronal farmacéutica Farmaindustria en un informe que muestra que cinco comunidades incurren en tal retraso en los pagos: Castilla y León, Andalucía, País Valencià, Cantabria y Murcia. En tres de ellas gobierna ese partido que alardea de eficientísimo gestor llamado PP. Castilla-La Mancha, cuya saliente administración socialista ha sufrido en los últimos días los más feroces ataques por parte de los conservadores, tarda 451 días en pagar sus obligaciones, frente a los 725 de Castilla y León. En el otro extremo de la lista, las comunidades mejor pagadoras son Navarra, País Vasco y Extremadura, ninguna gobernada por el PP. En lo que respecta al monto de la deuda por habitante, el ranking lo encabezan Castilla y León, País Valencià y Murcia, en manos populares. Rajoy haría bien en analizar con serenidad el informe de Farmaindustria. De vez en cuando conviene cotejar la realidad con datos, aunque la experiencia pueda resultar desagradable.