Versión Libre

Una prueba dura para el Gobierno

El secuestro del Alakrana entró ayer en una fase mucho más compleja si cabe: los secuestradores han amenazado con asesinar rehenes si España no libera, en un plazo de tres días, a los dos piratas apresados a comienzos de octubre y que están a disposición de la Audiencia Nacional. Para aumentar la presión, los secuestradores permitieron a algunos marineros comunicarse con sus familiares en España con el fin de que les trasladasen el dramatismo de su situación.

Los conocedores de este tipo de delincuencia coinciden en que la salida de menor riesgo es negociar, y cabe imaginar que el Gobierno está ofreciendo sus buenos oficios para este proceso. Queda esperar que la amenaza de los piratas se quede en eso, en una amenaza, que habría que interpretar no sólo como un pulso para que España libere a sus dos compinches –con todas las dificultades judiciales que implica– sino como un alarde de violencia para aumentar el precio del rescate de los 36 rehenes.

Que los familiares de los marineros se quejen contra el Gobierno, dada su desesperación. No se puede decir lo mismo del PP, que insiste en sacar rédito político del drama acusando al Ejecutivo de tomar “decisiones equivocadas”. El Ejecutivo se enfrenta a una difícil prueba, sin duda. Por más que asegure, con motivos, que no tiene la culpa del secuestro, ya que el Alakrana se salió del dispositivo europeo de protección Atalanta.

Más Noticias