Balagán

Objetivos terroristas

Israel justifica a diario los bombardeos sistemáticos e indiscriminados de la Franja de Gaza dando parte de los "objetivos terroristas" que se han atacado durante la jornada.

"Objetivo terrorista" puede ser todo lo que se mueve, y también todo lo que está quieto. Es decir, todo lo que es visible desde los drones que sobrevuelan constantemente el cielo de la Franja con su zumbido característico, y que son la principal fuente de información del ejército acerca de los "objetivos terroristas".

Así, un "objetivo terrorista" legítimo puede ser una planta de desalinización de agua. De hecho, en menos de un mes las bombas de la aviación israelí han destruido totalmente dos plantas potabilizadoras.

Otro "objetivo terrorista" puede ser la única planta de energía eléctrica de la Franja. De hecho, si hace unos años la aviación israelí destruyó completamente los seis transformadores de la planta, esta vez ha destruido totalmente sus depósitos de combustible.

También ha sido "objetivo terrorista" una planta para el tratamiento de residuos, que se ha destruido completamente. Y por ese mismo motivo se han destruido dos grandes tanques de agua potable, aunque cualquiera que haya estado en Gaza sabe que hablar de agua potable es un eufemismo inmenso.

Las bombas israelíes han destruido parcialmente siete escuelas de las Naciones Unidas repletas de refugiados, causando la muerte de al menos 36 civiles y dejando decenas de heridos.

Dieciocho clínicas y centros de salud han sido destruidos total o parcialmente, así como siete hospitales.

Las ambulancias y los trabajadores sanitarios son también "objetivos terroristas". Desde el 8 de julio se han destruido completamente nueve ambulancias y otras tres se han destruido parcialmente. Desde esa fecha han muerto diez médicos y paramédicos, y 33 han resultado heridos.

En otras palabras, Israel está haciendo pagar a la población civil, de todas las maneras posibles, su incapacidad para detener el lanzamiento de cohetes por parte de los milicianos, una política que cuenta con el respaldo del ejército y también del Gobierno, y que subraya la impotencia de militares y ministros para hacer frente a la situación, como ya ocurrió en la guerra de Líbano de 2006.

En resumen, que quienes salen más malparados del conflicto son principalmente los civiles, como ha ocurrido en todas y cada una de las últimas guerras que ha conducido Israel, y son los civiles quienes se convierten en "objetivos terroristas" del ejército.

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