Balagán

No boicotees a Israel

El Senado de Estados Unidos ha aprobado esta semana una ley que algunos senadores republicanos han denominado 'Boicotea a nuestros enemigos, no a Israel', con la que se pretende combatir el boicot de instituciones y empresas israelíes para acabar con la ocupación de los territorios palestinos.

En realidad no pretende combatir el boicot a Israel tanto como salvaguardar los intereses económicos de los colonos judíos que viven ilegalmente en la Cisjordania ocupada.

Esta nueva ley dice que el boicot contra Israel "va contra la ley de Estados Unidos y por consiguiente es ilegal".

Evidentemente, lo ilegal son las colonias judías, pero los senadores republicanos que han promovido la ley han dado la vuelta una vez más a la legislación internacional, lo que es una de las mayores especialidades de la casa.

Algunos legisladores están tratando de abortar el acuerdo de la Casa Blanca con Irán respecto al programa nuclear con una batería de leyes favorables al Estado judío, y esta contra el boicot es la primera que aprueba el Senado.

La iniciativa de Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS) contra la ocupación ha estado presente en Estados Unidos desde hace once años, generalmente dirigida hacia las universidades y las instituciones científicas americanas, y ha tenido éxito en bastantes casos.

Por supuesto, la administración Obama se opone a la campaña BDS, aunque el secretario de Estado John Kerry ha advertido en más de una ocasión a los dirigentes israelíes que la campaña no cesa de crecer en todo el mundo y conduce inevitablemente a un mayor aislamiento de Israel en la esfera internacional.

El año pasado la Unión Europea decidió etiquetar todos los productos que se originan en las colonias judías, pero esta es una decisión ramplona que no ha amedrentado a Israel, puesto que no prohíbe la exportación de esos productos sino que dice simplemente que se han de etiquetar para que el consumidor europeo conozca su origen.

Algunos expertos estiman que la decisión de la UE va a causar a Israel unas pérdidas de unos 8.000 millones de dólares solo en 2015. Sin embargo, el nivel de boicot existente es muy escaso y los líderes europeos no muestran ningún interés serio en presionar a Israel para que ponga fin a la ocupación.

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