Una china en el zapato

Lo que se da, se quita

Basándose en el sistema de préstamo digital bibliotecario, se empieza a explorar algo parecido en la venta de libros electrónicos. De tal manera que si te compras una novela digital y quieres prestársela a alguien, el archivo se iría –literalmente- de tu ordenador, para descargarse en el de tu amigo. Lo curioso viene después, ya que al parecer los libros llevarán incorporado un mecanismo que hará que a los catorce días el texto desaparezca del dispositivo de lectura de tu colega y vuelva a ti. Más allá de cuestiones práctico-sentimentales (esto elimina la excusa para ver a alguien –tengo que devolverte un libro-), me pregunto por qué no queda en manos del nuevo lector devolverlo cuando lo haya terminado. El sistema demuestra una desconfianza un poco fea, pero vivimos tiempos de desconfianzas feas.

     Ya puestos, no sé por qué no se vuelca tanta suspicacia y tanto ingenio en otros ámbitos. Por ejemplo, se me ocurre que tras las elecciones pudieras descargarte el programa político del partido ganador y, según fueran pasando los días, si no se cumplen las promesas o los plazos, zas, tu voto desapareciera o pudiera pasarse a otra formación. Tal vez incluso podría explorarse la desaparición misma de políticos: "el metrobus no existe", zas, fuera de circulación. Internet está transformando la capacidad de movilización de la gente en situaciones críticas, ¿no podría utilizarse también para el día a día de gobiernos asentados?

Más Noticias