Una china en el zapato

El cerebro en pause

Uno de los remedios que sigo para pasar la resaca es leer prensa del corazón. En ese delicado momento en que una voz más alta que otra o alguna consideración de tipo práctico pueden echarte abajo, nada mejor que una actividad cerebral cero: el príncipe Guillermo y su novia han elegido ya pastelera para preparar su tarta nupcial, la Duquesa de Alba afirma que no nos vamos a enterar nunca si se casa.

     Hay quien prefiere utilizar prensa económica. Es cierto que últimamente las noticias de corazón y las de economía comparten el mismo lenguaje sentimental: en unas se habla de los celos de una pareja y en otras de la desconfianza de los mercados. También ambos mundos pueden resultar igual de marcianos: La infanta Elena inaugura una feria de empleo acompañada de su Chanel y Ruiz Mateos celebra misas en la capilla de su casa por el Banco Santander.

     Este sábado no supe si estaba viendo un programa del corazón o el telediario cuando apareció en pantalla el desfile de los "grandes empresarios". Se hacía referencia al color de unos tirantes, al corte de las chaquetas o a la manera de subir los escalones, pero esos señores no iban de fiesta sino que acudían a La Moncloa a entrevistarse con el presidente del Gobierno. Las preguntas que aquello me suscitaba –poder económico y democracia, política y negocios, el ámbito de lo privado apoderándose de lo público- impedían cualquier mirada superficial. Los chistes dejaron de tener gracia. El mundo descerebrado de la resaca se acabó de golpe.

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