Una china en el zapato

La política no era esto

Muchos de los comentarios en Internet al hilo de los nuevos movimientos sociales aluden al peligro de "politizar" la movilización. De entrada es absurdo, porque todo movimiento social es político. Otra cosa es que en la ola ultraliberal de las últimas décadas el deterioro de lo público haya conllevado el deterioro de lo político, dejándolo como algo inútil o a merced de la economía. Hemos llegado a un punto en que un político en lugar de servir para canalizar necesidades sociales parece que solo sirviera para consultarle dónde invertir (o para llorar juntos de impotencia). Entre los que están atados de pies y manos, y los que se entregan de buen grado en busca de beneficios propios, no queda nada.

     Hace diez años se publicaba una conversación entre Felipe González  y Juan Luis Cebrián bajo el título El futuro no es lo que era. El "intelectual reflexivo", el "animal político" como definió Cebrián entonces al dirigente socialista, tiene ahora un fondo de inversión. El futuro no es lo que era, no, y la política tampoco; en muchas ocasiones parece haberse convertido en una especie de máster para los negocios, solo hay que ver el aumento del número de políticos que ocupan cargos relevantes en empresas privadas. Sin embargo el interés por lo público no se puede quedar sin nombre, y su nombre es política. A medrar o sacar beneficio propio se le llama de otro modo. Los griegos antiguos distinguían perfectamente los temas politikoí, públicos, de los idiotikós, privados.

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