Una china en el zapato

Lo que nos toca bailar

     Leyendo Sociología de las tendencias, de Guillaume Erner, me llama la atención el recuerdo del pogo, ese baile punk que consistía en saltar y proyectarse con violencia unos contra otros, reflejo, según el autor, del nihilismo y la agresividad de los seguidores del no future. Antes de eso, desde una actitud radicalmente contraria, los hippies habían bailado sus ritmos hipnóticos abrazados en parejas o en corros comunitarios, colgados cada uno pacíficamente de su mundo interior.

     La manera de bailar como forma de relacionarse con el mundo me parece de pronto muy interesante, y ya veo en las piruetas del hip hop, exhibidas en medio de un corro, el reflejo de una sociedad competitiva y la apuesta por el éxito individual. Siguiendo esa línea, el actual revival de la música disco quizás refleje el carácter básicamente divertido y superficial de nuestros contemporáneos, sí, pero también su capacidad de elaborar coreografías de grupo. Un montón de gente con posibilidad de comunicarse al instante y actuar al compás, ya sea bajo un aspecto más o menos lúdico o un compromiso más o menos sólido, ¿no es precisamente el espíritu que mueve las redes sociales en Internet? El próximo domingo varios colectivos se suman a la convocatoria de la plataforma Democracia Real Ya en contra de los recortes sociales. Ante la situación económica y política se van poniendo en marcha diferentes iniciativas. Ojalá todo unido resulte un movimiento vigoroso capaz de seguir el ritmo de nuestro tiempo.

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