Una china en el zapato

El tamaño de su negocio

     Algunas empresas de telecomunicaciones que proveen el acceso a internet barajan la posibilidad de "dar más valor" a la información que transportan. Ese planteamiento choca con el principio básico sobre el que se ha construido la red, que no es otro que el de la neutralidad.

     La neutralidad de la red consiste sencillamente en que las compañías telefónicas transporten los paquetes de datos sin entrar a valorar su contenido.  Si esto cambiara y comenzara a privilegiarse el acceso a ciertos sitios en detrimento de otros, internet podría convertirse en una especie de televisión de pago. La red, hoy caótica, libre, casi infinita como la biblioteca de Babel que imaginó Borges, corre el riesgo de verse reducida al tamaño de su negocio. Así, de la navegación por las páginas más marcianas o los sitios más underground podemos pasar a que nos espere cada mañana en la pantalla el pack seleccionado por el gigante comercial de turno con el que la operadora haya hecho el business. Pasar, en fin, de un bufet libre, donde todos podemos poner un plato sobre la mesa o animarnos a probar qué se cocina al otro lado del planeta, al menú cerrado de la temporada.

    No solo es cuestión de dinero. La lógica de mercado empequeñece todo lo que toca. El mismo concepto de internet dejaría de ser algo universal, abierto, gratuito, para ser algo fragmentado, cerrado y de pago, a la medida de sus intereses.

     Actualmente la Comunidad Europea tiene abierta una consulta pública sobre la neutralidad de la red en la que se puede participar hasta el 30 de septiembre. Son nada menos que quince preguntas un tanto confusas, a la medida también, por cierto, de las cosas de la UE.

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