Cartas de los lectores

15 de febrero

Recuperar el liderazgo político y la credibilidad
Estamos desconcertados ante el paro masivo y el déficit público, pero no podemos culpar de todo al presidente del Gobierno. Culpemos también a nuestra cultura política, que recompensa la hipocresía y la irresponsabilidad y no castiga la corrupción y la mentira. Y critiquemos los planteamientos del PP, que no ha avanzado ni una sola propuesta ante esta situación, dando a entender que sólo cifra su éxito electoral en la calamidad colectiva, apuntándose, de nuevo, al "cuanto peor, mejor". La crisis requiere la colaboración de todos con propuestas constructivas y sentido de la responsabilidad.
El nivel de desconfianza de los ciudadanos hacia los líderes del Gobierno y de la oposición es alto, y sin confianza, credibilidad y liderazgo político las dificultades para que España salga de la crisis serán aun mayores. Por eso necesitamos recuperar liderazgo político, credibilidad y gobierno en el sentido más profundo de esta palabra.
Ángel Luis Jiménez Rodríguez / Algeciras (Cádiz)

Sociedad del ocio ‘versus’ situación laboral crítica
Hasta hace poco tiempo nos decían que el sector del ocio mantendría un crecimiento constante, pues habría que satisfacer la creciente demanda de servicios o productos consumidos por los ciudadanos al tener más tiempo libre. Desgraciadamente, la realidad parece indicar que los profetas de la calidad de vida erraron en sus esperanzadores pronósticos, o que nos camelaban como a niños pequeños; mientras la mirada es dirigida hacia donde apunta el dedo, otra mano te deja el pastel más pequeño.
¿Cómo se compatibiliza el desarrollo de una sociedad del ocio con salarios más bajos, con jornadas laborales eternas, con la juventud hipotecada durante 30 ó 40 años, con la ampliación de la vida laboral, con pensiones más pequeñas o con menos puestos de trabajo?
Y después sorprende que la ciudadanía sea cada día más escéptica.
Alejandro Prieto Orviz / Gijón (Asturias)

Los que van contra el enemigo equivocado
Cuesta entender por qué, de la noche a la mañana, hemos pasado de ser pobres con esperanza a ser pobres desesperanzados. Nuestros miedos y preocupaciones crecen al mismo ritmo que el paro. El Gobierno da palos de ciego y los ciudadanos exigimos soluciones; como nadie las encuentra, buscamos un culpable. Y ya lo hemos encontrado: se llama José Luis Rodríguez Zapatero.
No seamos simplistas. Siendo cierto que el presidente ha cometido errores importantes, si de verdad queremos averiguar las causas de nuestras desgracias, no podemos recurrir a la demagogia y a la exageración interesada en la que incurren con frecuencia Rajoy y De Cospedal cuando atribuyen a Zapatero el mérito de haber creado cuatro millones de parados y el honor de ser el peor presidente de la historia de España.
Ahora, ante un jefe del Ejecutivo debilitado por la crisis y tras las últimas medidas anunciadas, que evidencian precipitación y descoordinación, algunos dirigentes e incondicionales del PP –arropados por las encuestas, que les son favorables–, ya han comenzado a salivar esperando saborear el poder. Sin duda, creen haber encontrado el momento para dar el golpe de gracia y tomar el relevo. Pero ojalá fuera tan simple como que Zapatero fuera el problema y Rajoy la solución.
Desgraciadamente el trabajo, la riqueza y el bienestar no dependen tanto del presidente que elijamos como de esa cosa que llamamos economía de mercado y capitalismo. En los excesos e injusticias de los poderes económicos es donde debemos buscar a los responsables de la crisis y, por tanto, del paro, de la pérdida de derechos y de la pobreza creciente. Lo demás es malgastar energías contra el enemigo equivocado.

Pedro Serrano Martínez / Valladolid

¿Realmente quiere Rajoy gobernar España?
Quien trabaja se equivoca y quien permanece quieto comete un error mayor. Esta es una de las grandes diferencias entre PP y PSOE.
El PSOE trabaja y piensa en todos los españoles, aunque a veces se equivoque en las formas. El PP, en cambio, sólo pone piedras en el camino, pensando en los votos. Y a la España que tanto aman, que la zurzan.
Zapatero está arropado por el PSOE (recibe las críticas habituales dentro de un partido, pero siempre de frente, sin tapujos). Sin embargo, en el PP, espías, puñaladas por la espalda, insultos de una dirigente contra sus mejores "amigos" y dejándose querer por la extrema derecha.
Zapatero gobierna, propone dialoga y legisla. Rajoy aguanta las cornadas de sus colaboradores más cercanos; los empujones para salir en la foto e insulta al contrario; no da ideas porque no las tiene; y no tiene coraje para enfrentarse a su tropa. ¿Realmente quiere Rajoy gobernar España? Me da la impresión de que otra vez tampoco, y los ciudadanos no somos tontos.
Laurentino Muñiz Mateos

Debate mezquino y miope sobre el Estado del bienestar
De todos los debates sociales que se suscitan, uno de los más mezquinos y miopes es el que cuestiona el principio de solidaridad en el que se fundamenta el Estado del bienestar.
Porque, en definitiva, ¿quién es capaz de establecer el saldo de una vida de debes y haberes? Habrá quien, por ejemplo, teniendo vástagos, requiera de servicios educativos y asistencia pediátrica y quien, por no tenerlos, no necesite de ello, pero, por contra, disfrute de la futura aportación de aquellos a la colectividad.
Habrá quien goce de una dilatada e ininterrumpida vida laboral que le permita contribuir regularmente a la financiación del Estado del bienestar y quien, por el contrario, sufra de una inestabilidad que le condene al paro y, por tanto, sea beneficiario de subsidio. Quien, por desgracia, nunca llegue a disfrutar de la merecida pensión tras años de cotización o quien, longevo, requiera de asistencia geriátrica continuada. Quien disfrute de una salud envidiable y quien deba ser atendido regularmente.
Eso y toda la casuística que se quiera. Variada y diversa. Tanta como individuos y sus circunstancias.
Y aún así, ¿quién no firmaría por ser acreedor antes que deudor?
Jesús Veigas Rodríguez / Badalona (Barcelona)

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