#YoMigréPor: Las emociones son humanas; las migraciones, también

YoMigréPor
Participantes en el vídeo de la campaña #YoMigréPor

Carmen Blanco Grigelmo (@CarmenGrigelmo)

  • La campaña de Movimiento por la Paz da un giro a la retórica predominante en torno a las migraciones partiendo de que estas son un proceso natural, inherente al ser humano
  • Surge para construir una contranarrativa que no presente este fenómeno como algo únicamente actual, eventual y perjudicial para los países receptores

"Amor", "libertad", "rebeldía", "pasión"... Son algunos de los sentimientos que han compartido los y las protagonistas de la iniciativa #YoMigréPor, que se ha abierto paso en las redes sociales en los últimos días. Se trata de una campaña creada a través de un proceso participativo formado por vecinas y vecinos de Vallecas, la organización Movimiento por la Paz (MPDL) y participantes de los programas de acogida y refugio de la misma. El propósito es dar un giro a la retórica predominante en torno a las migraciones, que en demasiadas ocasiones tiende a criminalizar este fenómeno.

Este cambio de relato tiene un denominador común: las emociones. Éstas son tan inherentes a los seres humanos como los movimientos migratorios; ambas son un proceso natural y forman parte de nuestra historia: todas sentimos, todas nos movemos y todas soñamos. De tal forma, podemos vernos reflejadas en el miedo, la plenitud o la curiosidad como quienes protagonizan esta iniciativa.

Rocío, una de las voces más jóvenes de la campaña, habla de su motivo para migrar: el alivio. "Me di cuenta de que había ciertas cosas que me pasaban a mí que no le pasaban al resto de personas de mi edad", explica. La calma vino de la mano de relacionarse con personas en la misma situación de inseguridad que ella, y así fue tomando conciencia. "Esos problemas que yo había normalizado no lo eran tanto", asegura. Así pues, Rocío entendió que tenía que hacer algo para cambiarlo y su primer paso fue trasladarse a otra ciudad.

La esperanza fue la razón de Dinar, otro de los protagonistas. La imposibilidad de cumplir sus sueños en su lugar de origen, le llevó a cambiar de país. "Vi en las redes sociales y en la tele que la gente está disfrutando en Europa y cuando vine me encontré otra realidad", afirma. Se dio cuenta que ese disfrute no le incluía y que las cosas no serían fáciles para él. "Yo tenía la esperanza de una vida mejor, pero a algunas personas las circunstancias nos persiguen allá donde vamos. Esa es la verdadera injusticia", denuncia.

Viviane Ogou, fundadora del proyecto juvenil Puerta de África, lo expresa así en twitter: "#Yomigrépor inconformismo, por querer salir de mi Barcelona, vivir la aventura de la universidad y estudiar la carrera que quería. Muchos hermanos y hermanas africanos migran por lo mismo. ¿Por qué lo mío está becado y en lo suyo hay riesgo de muerte?", apunta.

Una nueva narrativa

La campaña surge con la pretensión de "transformar la visión coyuntural y excepcional que existe en torno a las migraciones", para dar paso a una perspectiva que las describa como un proceso natural e inherente a los seres humanos. Es decir, construir una contranarrativa que no presente este fenómeno como algo únicamente actual, eventual y perjudicial para los países receptores. Por el contrario, se trata de potenciar un discurso que promueva la naturalización de estos movimientos globales desde una perspectiva histórica, amparada en las emociones de sus protagonistas.

Esta iniciativa también se hace eco del auge de los mensajes de odio y aspira a combatirlos con una visión basada en el amor. Una forma de narrar que hable también de estos movimientos como algo positivo y que ponga el foco en iniciativas como la del Sindicato de Manteros durante el confinamiento. Este colectivo se organizó como grupo de apoyo, creando una caja de resistencia para minimizar las consecuencias económicas. Además, también pusieron su taller de Barcelona a disposición del personal sanitario fabricando a contrarreloj batas y mascarillas, a pesar de la delicada situación a la que se enfrentaban como trabajadores.

Los movimientos de personas han acompañado a los seres humanos desde siempre. A pesar de ello, los discursos de odio apelan a la "invasión" o la "pérdida de posesiones" para poder presentarlos como una amenaza. Investigaciones como la de por Causa dejaron ver como la financiación de la Industria del Control Migratorio (ICM), es lo que realmente nos hace perder recursos públicos.

Al ser un fenómeno natural e inseparable de nuestras vivencias, no es algo que se pueda frenar ni eliminar, como se pretende con estas desorbitadas inyecciones de dinero público. Concretamente, desde 2015 Europa ha transferido a España al menos 800 millones de euros para esta industria. Se justifica a través del aumento del terrorismo o el desempleo, pero sin evidencias que muestren su relación con los movimientos migratorios.

Así pues, frente a la construcción de una sociedad violenta y asimétrica a la que nos conduce la narrativa predominante, Movimiento por la Paz nos propone otro camino: "La finalidad es lograr prácticas de apertura, comprensión mutua y solidaridad", defienden.

Cientos de personas ya se han lanzado a compartir sus emociones en el contexto de la experiencia migratoria. Así, las redes se han inundando de apoyo mutuo y mensajes positivos acerca de la diversidad y el intercambio cultural.