Punto de Fisión

Que parezca un accidente

Estas navidades la televisión pública del PP emitió en horario de noche Los pájaros de Alfred Hitchcock, más que nada para que no olvidemos el daño que puede hacer una puñetera gaviota. Ahondando en el simbolismo, no sé si fue la misma u otra cadena perpetua de televisión la que nos obsequió con Buscando a Nemo, una deliciosa cinta de dibujos animados donde las gaviotas aparecen como los animales más lerdos, codiciosos y dañinos de la creación. Al lado de la voraz estupidez de esta bandada de ratas aladas cobraban empaque hasta las medusas, unos bichos gelatinosos cuya principal ocupación consiste en no gotear. Por su parte, las gaviotas se limitaban a tomar el sol chillando "¡Mío, mío, mío!", como si los dibujantes hubieran tomado apuntes del natural en cualquier periódico español de los últimos meses.

Por los mismos motivos, el PP nos recuerda cada poco, con un accidente de tráfico, el peligro que tiene haberlos puesto a los mandos del país. La última en incorporarse a la lista ha sido Pilar Araque, edil de Asuntos Sociales de Alcorcón, que atropelló a una anciana casi octogenaria cuando regresaba de una celebración con unos amigos. Al soplar, cuando le hicieron la prueba de alcoholemia, por poco le sale un matasuegras. Para mayor mofa, el Ayuntamiento de Alcorcón acababa de lanzar una campaña navideña para prevenir sobre los riesgos de conducir mamado. Les ha faltado que en lugar de en Nochebuena, el accidente hubiera ocurrido mañana, el día de los inocentes.

El elenco de fitipaldis del PP que se han estrellado cocidos al volante de sus respectivos bólidos va acumulándose exponencialmente, como en los finales de episodio de Los Autos Locos, aquellos disparatados dibujos de nuestra infancia donde no sería muy difícil reconocer, entre los Hermanos Macana y Pierre Nodoyuna, a buena parte del ejecutivo actual y a una nutrida representación de la trama Gurtel. Desde Nacho Uriarte, cachorro de Nuevas Generaciones, a Miguel Angel Rodriguez, viejo lobo de asfalto, pasando por Angel Carromero, el Fernando Alonso de la política patria, el hombre que decapitó a la disidencia cubana de un solo golpe de volante, con un carné de conducir al que le habían quitado ya tantos puntos que, en lugar de Carromero, estaba a nombre de Cher.

Al menos, la edil de Alcorcón se ha apresurado a dimitir, ese célebre caviar ruso al que los políticos españoles son alérgicos de nacimiento. Carromero no sólo no dimitió sino que lo indultaron más o menos por estas mismas fechas, lo auparon todavía más alto y, como nos descuidemos, acaba de alcalde de Madrid o de presidente de la Comunidad, la plaza que antes quede vacante. Permanece la mujer atropellada, magullada y con un coágulo en la cabeza, como símbolo de todos los peatones, trabajadores, parados y pequeños empresarios a los que la apisonadora del PP ha pasado por encima durante los dos últimos años, y permanece la chatarra de los coches de choque como una metáfora del país hecho cisco, entre abortos de leyes, sobres repletos de billetes, corruptelas inmundas, banqueros impunes y televisores de plasma. El lema es: que parezca un accidente.

 

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