Tierra de nadie

No nos cortemos las venas

Por si a algún patriota le interesa, sepan que estamos siendo atacados. Los mismos tiburones financieros que se han dado un atracón en Grecia han llegado a nuestras costas, y no sólo nos tienen cogidos de la pantorrilla sino que amenazan con seguir subiendo más arriba del muslo. Son bichos que no atienden a razones. El primer mordisco lo ha sentido la deuda pública y eso que se conoce como riesgo país. Puede sonar a broma pero, en estos momentos, los mercados creen que el peligro de que España suspenda pagos es mayor que el de Panamá o Perú, por lo que conseguir financiación nos cuesta más dinero. La segunda dentellada ha sido en la Bolsa. Así se refunda el capitalismo.

El único que parece haberse dado cuenta de la agresión es Emilio Botín, que de tiburones y de las aguas que frecuentan sabe un rato. Ha dicho nuestro banquero de cabecera que España y Grecia se parecen tanto como el Real Madrid y el Alcoyano y que las reformas que propone el Gobierno son justas y necesarias. A Botín no es que le pueda el patriotismo, sino que también le ha llegado la factura. En relación al pasado mes de noviembre al Santander y al BBVA les cuesta casi el doble asegurar sus riesgos de impago. Si uno no se fía de un Estado tampoco lo hace de sus bancos.

No podemos evitar que el Financial Times nos ponga a caldo –aunque dicen que la vicepresidenta económica ha pedido audiencia a su director y la semana que viene le pedirá clemencia en persona-, o que algunos economistas predigan que nuestra caída será más sonada que la del Imperio Romano. Pero es intolerable que un patriota pata negra como el ex presidente Aznar no tenga mejor cosa que hacer por las mañanas que proclamar que al infierno se llega desde España sin transbordos. O que todo un comisario europeo como Joaquín Almunia, que como poco nos debe el sueldo, equipare nuestra situación con la de Grecia y Portugal, para que los especuladores no se equivoquen de país a la hora de realizar sus manejos.

Es obvio que la mayor responsabilidad corresponde al Gobierno, pero una cosa es zurrar la badana a Zapatero y otra muy distinta desacreditar al país con hipérboles absurdas. Este ya no es un tema de izquierdas o de derechas porque todos vamos en el mismo barco y sería de idiotas agujerear el casco para fastidiar al capitán. Los tiburones olfatean la sangre, así que no nos cortemos las venas.

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