Desde hace unos años, en el marco de la globalización, estamos viendo cada vez más casos de menores inmigrantes que van y vienen de sus países origen a los países de acogida, padeciendo una gran desestructuración psicológica.
No me refiero al caso de la reagrupación familiar habitual, un tema de por sí ya muy duro desde el punto de vista psicológico, porque el reencuentro entre un niño y sus padres tras años de estar separados es un proceso que genera muchas tensiones psicológicas, sino que quiero plantear el caso de muchos menores, que hacen el proceso de juntarse y separarse de sus padres más de una vez. Estos chicos y chicas, cuando ya se han reencontrado con sus padres, con todas las dificultades emocionales que esto supone, se ven obligados a volver a separarse de ellos y a regresar a su país de origen, por razones familiares, porque aquí las condiciones de vida son difíciles, porque sus padres consideran que los valores que se transmiten en nuestra sociedad no les parecen adecuados, etc. No es infrecuente que, si cambian las circunstancias, al cabo de un tiempo, regresen nuevamente aquí.
Como es comprensible, desde el punto de vista psicológico, las consecuencias de estas idas y venidas son tremendas. Estos menores suelen tener grandes dificultades para establecer vínculos afectivos mínimamente estables: a la que comienzan a acercarse emocionalmente a alguien se les separa a miles de kilómetros, el apego se rompe. Y si hay algún concepto en el que las innumerables escuelas de la psicología y la psiquiatría actual están de acuerdo es en este concepto de apego, un instinto de vinculación afectiva, esencial para la estructuración psicológica, que fue planteado en los años 60 por el psiquiatra escocés Jhon Bowlby.
Por supuesto hay que reseñar también todos los problemas de tipo lingüístico, cultural, escolar, etc. que tantos cambios suponen.
Es muy penoso oír en las consultas: "Doctor, mi hijo me odia!" He visto a madres llorando desconsoladamente mientras sus hijos se reían y se burlaban de ellas en su propia cara. Un niño que se siente abandonado puede ser tan cruel como un amante despechado. Lamentablemente estos chicos y chicas no comprenden las razones que han conducido a sus padres, creyendo que lo hacían por su propio bien, a traerles y llevarles, a separarles , ni el sufrimiento que para los propios padres suponen estas separaciones.
Hay muy poca atención en la sociedad por la suerte de estos menores. Apenas hay instituciones nacionales e internacionales que velen por ellos, como pasa en general con la atención a los inmigrantes. ¿Es tan difícil hablar con los padres y ayudarles a entender las consecuencias emocionales de estas separaciones? ¿Es tan difícil establecer un programa para saber qué niños marchan y a dónde van y qué será de ellos cuando cambien de país? Con las tecnologías que poseemos no lo parece. Desde la Red Atenea, Red global de ayuda a inmigrantes , , http://laredatenea.com nos ofrecemos a poner en marcha iniciativas en esta línea con las personas e instituciones que quieran participar.
Estos niños y niñas de ninguna parte viven un duelo extremo, no están enfermos, pero dependiendo de su vulnerabilidad, de las limitaciones psicológicas que tengan, pueden acabar padeciendo graves problemas psicológicos, por sus relevantes dificultades en establecer vínculos. Hemos visto niños que a pesar de su sufrimiento, aunque con dificultades, son capaces de reestructurar los vínculos con sus padres, pero a muchos otros les resulta muy difícil y este sufrimiento acaba haciéndoles mella a nivel psicológico.
Las personas no somos objetos ni mercancías, no somos contenedores que viajan de un país a otro, de un continente a otro, tal como el modelo social dominante pretende hacernos creer. Las personas necesitamos entornos afectivos estables para sentirnos bien, y no digamos en el caso de los menores que los necesitan además para crecer y madurar. En un mundo muy deshumanizado parece que esto se ha perdido de vista. Lo mínimo que se puede pedir, mientras no logremos cambiar esta realidad, es que al menos, si los seres humanos vamos a ser tratados como contenedores, que pongan la etiqueta de "frágil".
Contacto: jachoteguil@gmail.com
Comentarios
<% if(canWriteComments) { %> <% } %>Comentarios:
<% if(_.allKeys(comments).length > 0) { %> <% _.each(comments, function(comment) { %>-
<% if(comment.user.image) { %>
<% } else { %>
<%= comment.user.firstLetter %>
<% } %>
<%= comment.user.username %>
<%= comment.published %>
<%= comment.dateTime %>
<%= comment.text %>
Responder
<% if(_.allKeys(comment.children.models).length > 0) { %>
<% }); %>
<% } else { %>
- No hay comentarios para esta noticia.
<% } %>
Mostrar más comentarios<% _.each(comment.children.models, function(children) { %> <% children = children.toJSON() %>-
<% if(children.user.image) { %>
<% } else { %>
<%= children.user.firstLetter %>
<% } %>
<% if(children.parent.id != comment.id) { %>
en respuesta a <%= children.parent.username %>
<% } %>
<%= children.user.username %>
<%= children.published %>
<%= children.dateTime %>
<%= children.text %>
Responder
<% }); %>
<% } %> <% if(canWriteComments) { %> <% } %>