TELENOVELA

Nadia Leal
23 años

La historia de la vida de Nadia Leal podría ser perfectamente la de cualquier telenovela de sobremesa. En ella hay celos, hay abandonos, hay cariño y hay venezolanos. Nadia nación en Venezuela en 1987, luego pasó unos meses en Londres y finalmente llegó a Madrid con apenas seis años, edad con la que vería por última vez a su padre, quien abandonó a su mujer embarazada y se largó con su amante a Brasil. Nadia ha tenido dos madres: su madre de verdad y su abuela, aunque ha sido mi abuela la que ha mantenido la estabilidad en mi educación. Nadia lleva desde pequeña cuidando de su hermano menor. Es lo que más aprecio en este mundo. Creo que es por él por lo que no me he ido aún de casa. Estamos muy unidos y aún me necesita. Aún así ella tiene ganas de irse de casa. Ha estudiado historia del arte y ahora filosofía, aunque también le interesa el cine, la música o salir de fiesta. Ha trabajado en bares y en tiendas y aún no sabe de qué manera se ganará la vida.

Lo que sí sabe es que nunca querrá estar con un hombre como su padre. La última vez que hablé con él me llamó niña malcriada y tonta, eso fue hace cuatro años, desde entonces no he querido volver a saber de él. Ojalá nunca vuelva a encontrarme con un hombre así. Lo único que le agradezco es que me trajera a vivir a Madrid. Nadia quiere tener un novio, dice, un novio como Homer Simpson (bonachón, cariñoso y fiel), aunque un poco más guapo si cabe, claro. Un novio quizá como el padre que nunca tuvo, otro Homer Simpson (simpático, preocupado y divertido). No quiere que le hagan sufrir, ni que la traten mal. A veces veo parejas en el metro que se pelean, normalmente sudamericanos con orígenes parecidos a los míos. Me pregunto a veces cómo hubiera sido mi vida si nos hubiésemos quedado en Maracaibo. Quizá la experiencia paterna le haya llevado a crear estereotipos o a pensar que los hombres van a ser igual con ella que con su madre. Sin embargo ella misma reconoce que es una tontería. Que lo único que tendría que hacer es disfrutar y pasárselo bien... y así lo hace.