Fuego amigo

Ideas para un monumento

 

Si el votante no lo remedia, Alberto Ruiz Gallardón, el alcalde de Madrid, el más despilfarrador de España, contará de nuevo, a partir de las elecciones de mayo, con Ana Botella, concejala de Medio Ambiente, cuyo mayor mérito conocido en su partido es el de compartir cama con el hombrecillo insufrible, famosa también por solucionar la contaminación de la capital con el expeditivo método de trasladar los sensores a zonas más aireadas.

 

Pero Gallardón es como las perlas, tiras de él y vienen enganchadas otras más, hasta configurar todo un collar. Una de ellas es el vicealcalde, Manuel Cobo, con la sensibilidad exquisita de los gusanos, tal como se lo dejó claro a la presidenta de la Asociación 11-M Afectados del Terrorismo, Pilar Manjón. Como es notorio, las víctimas del 11-M que representa Manjón no tienen el pedigrí de las del PP, un partido que perdió las elecciones de 2004 por culpa de unas víctimas flojas que no tuvieron la gallardía de sobrevivir a una mierda de atentados, apenas unos petardos, sólo por hacerles perder unas elecciones.

 

Cuenta Manjón que cuando su asociación fue a sugerirle la construcción de un monumento a las víctimas en la estación del Pozo del Tío Raimundo, Manuel Cobo le contestó que, a ese paso, "cualquier día tendrían que hacer un monumento para las putas de (la calle) Montera".

 

Para quien no conozca la zona les diré que a lo mejor sí habría que erigir allí un monumento a estas trabajadoras del sexo. En esa calle madrileña, y en la cercana de La Ballesta, trabajan muchas ancianas prostitutas, en edad de retiro, sin Seguridad Social ni chulo que las cuide, que para malvivir han de soportar a diario a clientes de la talla moral y sensibilidad de Manuel Cobo.

 

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