Merienda de medios

El pluriempleo de los diputados

A lo Juan Palomo, nuestros formadísimos diputados se dieron permiso este jueves para realizar las actividades privadas remuneradas que han creído oportunas, lo que les permitirá llegar a fin de mes sin tantas apreturas. Todo se aprobó con mucho sigilo, que ya se sabe que los envidiosos son legión y tienen la lengua larga, pero aún así se han sabido algunos detalles. Aunque el paro aprieta, sólo 34 parlamentarios de 350 no están pluriempleados, lo que dice mucho de la valía de los padres de la patria.

Con esta asombrosa capacidad de trabajo se mostraba muy comprensivo Juan Ramón Lucas en RNE, quien ayer aseguraba que los primeros espadas de la política "son gente que renuncia en gran medida a una vida personal más cómoda y que, económicamente, podía ser más rentable en alguna gran empresa". No se entiende por qué se sacrifican con tanto desagradecido que hay suelto. ¿Hubiera acabado Zaplana de capitoste de Telefónica si no se hubiera dedicado a la política? Seguro.

No pensaba lo mismo Juan José Millás en El País, que no comprendía que sus señorías puedan ser capaces de hacer feliz al pueblo y a sus consejos de Administración a la vez. "Por lo visto, 46 millones de ciudadanos no se merecen 350 representantes a jornada completa. Resulta que el escaño es una llave para abrir puertas, para sacase un sobresueldo", apuntaba sin disimular su enojo.

¿Sobresueldos? Montserrat Domínguez esbozaba otra posibilidad en La Vanguardia: "Se supone que con las aportaciones de dietas, tertulias, bufetes, asesorías y consejos de administración, las tentaciones de completar su salario por otras vías serán menos. Lo que sería interesante es comprobar si hay diputados o diputadas cuyo salario oficial es el que complementa el grueso de sus ingresos". Por ahí van los tiros.

Hacer patrimonio

¿A quién puede molestar que Acebes haga unos euros de consejero de Cibeles, que Michavila administre grandes fortunas, que López Amor gestione derechos de equipos de fútbol o que Pizarro coleccione fundaciones? A Juan Carlos López Eisman, por ejemplo. Esto es lo que decía en el diario Córdoba: ¿Habrá algún ciudadano (...) que acepte (...) que ir en unas listas y salir elegido es una patente de corso que permita al mismo tiempo hacer patrimonio y ocuparse de (...) organizar la vida de todos los ciudadanos?". Por lo visto, son lentejas y nos vamos a hinchar de legumbres.

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