Otras miradas

'Puf', el juego de Netanyahu

Alon Liel

Alon Liel

Exdirector general del Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel y embajador en Suráfrica

El nuevo Gobierno de unidad palestino formado después de la reconciliación entre Fatah y Hamas es una buena noticia para todos los que buscan una paz duradera y global. En lugar de recurrir a medidas hostiles, el Ejecutivo israelí debería saludar esta situación, que es una precondición para llevar a cabo la solución de los dos Estados.

Desafortunadamente, el Gobierno israelí ha adoptado otra vez por una posición antagonista y destructiva, como ya ha hecho en los últimos meses con la iniciativa de paz del secretario de Estado de EEUU, John Kerry.

El 7 de abril Kerry discutió la crisis de las conversaciones de paz israelo-palestinas en el comité de relaciones exteriores del Senado. Su célebre comentario ─"...y puf!"─ para describir el colapso de las conversaciones tras las acciones unilaterales de Israel, puede pasar a la historia como un punto de inflexión en los esfuerzos de la comunidad internacional para resolver el conflicto de Oriente Medio. Según Kerry, Israel violó su compromiso de liberar al cuarto grupo de prisioneros palestinos y anunció la construcción de otras 700 viviendas en los asentamientos, lo que representó el fin de las conversaciones.

Siendo tan franco, Kerry estropeó el juego de culpabilidad que el primer ministro Netanyahu había estado preparando desde que las negociaciones comenzaron nueve meses antes. El asunto de la culpabilidad era la principal preocupación de Netanyahu durante las conversaciones, puesto que era nula su disposición a entrar en discusiones serias y sinceras sobre las cuestiones del estatuto final.

No obstante, la respuesta a la pregunta de por qué fracasó la iniciativa de Kerry no se hallará en la secuencia de acontecimientos descrita más arriba, ya que hay algo mucho más importante.

El panorama general es que durante muchas décadas Israel ha impuesto una ocupación militar sobre los territorios palestinos. Ahora entraremos en el año 48 de la ocupación. El Gobierno israelí tiene capacidad para acabar con la ocupación, pero en lugar de hacerlo, se atrinchera en la ocupación mediante una enorme inversión en recursos burocráticos, financieros y de mano de obra.

El Gobierno israelí simplemente no quiere poner fin a la ocupación ni al dominio del pueblo palestino. Y es por eso por lo que la iniciativa de Kerry estaba condenada al fracaso.

No hay duda de que la ocupación es cruel y agresiva. Dominar a otro pueblo por la fuerza conduce automáticamente a graves violaciones del derecho internacional, de los derechos humanos y de principios morales básicos. La detención administrativa de palestinos sin juicio, la constante expropiación de tierras, así como la restricción de movimientos de los palestinos dentro de Cisjordania y entre Cisjordania y la franja de Gaza, son solamente algunos ejemplos de esas violaciones.

Todo ello viene acompañado de una enorme expansión de los asentamientos israelíes en Jerusalén oriental y en toda Cisjordania. En los nueve meses en los que Kerry no dejó sin remover ninguna piedra para hacer progresar las conversaciones entre Israel y los palestinos, el Gobierno de Netanyahu aprobó casi 14.000 viviendas en los asentamientos, muchas de ellas en el corazón de los territorios ocupados.

Un motivo de gran preocupación es que la voluntad de acabar con el control y la ocupación del pueblo palestino está ausente desgraciadamente de nuestra política, de nuestro discurso y de nuestros corazones. Y en última instancia, la existencia de Israel como Estado judío y democrático depende del final de la ocupación.

Por consiguiente, todos los pueblos y Estados que se preocupan por el futuro de Israel y por la paz entre israelíes y palestinos deberían consagrar sus esfuerzos a una cosa: inducir al Gobierno israelí a acabar con la ocupación completa y rápidamente.

Si la comunidad internacional no lo hace, todos sabemos cuál será el resultado. "Puf", la democracia israelí se va a desmoronar. "Puf", el Israel que conocemos y amamos desaparecerá para siempre.

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