Trabajar cansa

Diez meses dan para hundirse más aún

"Tenemos una convocatoria electoral dentro de diez meses, el interés de España exige que se concluyan las reformas." -José Blanco, vicesecretario general del PSOE-

.

Frente a la opinión general, soy de los pocos que creen que al PSOE no le ha ido tan mal. O lo que es lo mismo: que podía irle todavía peor. Después de una política de reformas y ajustes que encima de antisocial no ha servido para nada –con cinco millones de parados, la economía en muerte cerebral, y los mercados todavía sobrevolándonos-, conservar más de seis millones de votantes tiene mérito.

Aparte de los incondicionales, supongo que hay ciudadanos despistados que han creído que de verdad se trataba de unas elecciones municipales y autonómicas, y han votado PSOE porque les parecía que el alcalde o presidente no lo hacía mal, o porque estaban hartos de aguantar un ayuntamiento o un gobierno regional del PP. Pero en unas generales ya no miraremos las aceras del barrio, ni el centro de salud ni las corrupciones locales, sino que se quedará a solas el Gobierno, sin alcaldes con que intentar amortiguar el voto de castigo. Así que habrá que pensar otra cosa para entonces.

Lo del voto del miedo pueden descartarlo ya. No funciona. Y menos si nos cuentan que con el PP sufriremos reformas y recortes, pues el trabajo sucio ya lo va a dejar hecho Zapatero. En cuanto a las primarias, si creen que así nos ilusionarán, que le pregunten a Tomás Gómez, a ver qué opina del "efecto primarias".

Si esperan algún éxito que les salve de aquí a las urnas, diez meses no dan para mucho. La mejora del paro está descartada en las previsiones del propio Gobierno. El fin de ETA va lento, y como efecto puede estar ya amortizado fuera de Euskadi. Tampoco parece esperable un giro a la izquierda, para el que no hay ideas, ni por lo visto ganas, pues los primeros análisis internos tras las elecciones sugieren que somos los ciudadanos los que hemos girado a la derecha.

Para lo que sí da tiempo en diez meses es para empeorarlo aún más. Si el plan es, como defienden algunos –y pide el izquierdoso Financial Times-, continuar y culminar las reformas pendientes, el tortazo del 22-M puede ser recordado con nostalgia dentro de diez meses, como una derrota dulce.

 

Más Noticias