La trama mediática

Camps. ecce homo

Con un traje que, por esas ironías de la vida, le sentaba como a Cristo dos pistolas, Francisco Camps pasó de héroe de la resistencia a maillot amarillo del martiriologio diestro. "Camps se sacrifica", plañía a cinco columnas la primera página de La Razón. "Me sacrifico por Rajoy y por España", entrecomillaba ABC las palabras del doliente en su frontis. ¿"Se" sacrifica, "me" sacrifico? Para El Mundo, esos reflexivos están de más cuando hay un sujeto ejecutor de la acción. "Rajoy sacrifica a Camps", dejaba las cosas claras el diario pedrojotiano.

Sin querer hacer tanta sangre y más original en la elección del verbo, Libertad Digital anotaba: "Camps despeja el camino de Rajoy a La Moncloa". Fuera de concurso y, como siempre, por libre, La Gaceta titulaba a toda plana con peculiar uso de la gramática: "Camps dimite, ya es el turno de Bono, el Faisán y los ERE".

Eso, en los enunciados. Preparen el pañuelo, que llegamos a las necrológicas con forma de columna o editorial. "Camps da una lección", se emociona el opinatero mayor de La Razón, dando paso a un José Antonio Vera que proclama con el flequillo en punta: "Responsabilidad y ejemplo". Desde la quinta fila, Cefas completa la ofrenda: "La renuncia del presidente valenciano ha sido un gran acierto porque lo hace tras otra gran victoria electoral y para servir a Valencia, España y al PP. Es un gran político y hombre honorable".

Y en la sombra, Rajoy

Cambiando la emoción por el cabreo, Ignacio Ruiz-Quintano refunfuña en ABC: "El delito de Camps es parecer más de derechas de lo que es. El sincorbatismo de Sebastián y unos zapatos como los de Rubalcaba, que recuerdan a un par de cocodrilos, lo hubieran salvado". Más práctico, el editorialista de Libertad Digital deja al muerto en el hoyo y manda al vivo al bollo: "Bien está lo que bien acaba y, ya sea por propia convicción, bien sea por presión de Rajoy, Camps ha despejado con su dimisión el camino del PP hacia las próximas elecciones generales".

De eso se trataba, y así lo ve también Lucía Méndez en una columna de El Mundo digna de enmarcar: "[Rajoy] le ha hecho a Camps lo mismo que Charles Boyer le hacía a Ingrid Bergman en Luz de gas. Lo ha vuelto loco subiendo y bajando la intensidad de las luces. Tan pronto le quería mucho como que lo ignoraba. Cuando llegó el momento decisivo, le dio la cuerda para que él mismo se ahorcara". Tal como fue.

Más Noticias