La trama mediática

El olvido de Iniesta

¿Pinchar teléfonos para que te pillen con el carrito del helado y tengas que cerrar? Qué tontería. Es mucho mejor usar la imaginación, que el papel aguanta lo que inventes. El Mundo lo hace con maestría insuperable. "ETA celebra el éxito de Bildu el día del asesinato de Blanco", abría a cuatro columnas el diario pedrojotesco, regalando a los redactores del comunicado una perspicacia y una brillantez que no estaba ni de lejos en su torpe pluma. Y como dosis de recuerdo -homenaje a Goebbels-, el editorialista martilleaba: "ETA utiliza el asesinato de Blanco como un peldaño hacia Bildu". ¿Mande?

Aguarden, que aún se puede enmarañar más la mezcla. ¿Qué les parecería echar a la túrmix al héroe de Fuentealbilla? La creatividad de Federico Jiménez Losantos no conoce límites: "Sería un crío Iniesta cuando mataron a Miguel Ángel Blanco, pero tal vez salió a la calle por primera vez, como tantos, y alzó sus palmas pintadas de blanco, el color de la inocencia, dicen. Pero bajo la camiseta de España, él no lo recordó". Aten ese tábano por el rabo.

Ante tal birlibirloque del turolense, Carlos Dávila queda como un aprendiz de aparejador. Todo lo que se le había ocurrido al director de La Gaceta era unir el aniversario del asesinato a la media docena de jueces malvados: "En el PP todavía hay pobre gente, poca, que piensa que la rotundidad lleva a la soledad; y que los jueces del país, empezando por los malditos del Constitucional, no quieren terminar como el pobre Miguel Ángel Blanco. Eso ha pasado". Qué flojo.

Aznar: consejos vendo...

En la primera de La Razón, regreso al pasado. Foto a tres cuartos de plana de Aznar, Acebes y el Obispo de Ávila, con las murallas al fondo. Sólo faltaba el brazo incorrupto de Santa Teresa, aunque su influjo aparecía en este texto: "Aznar ha afirmado con acierto que el nuevo tiempo político debe llegar cuanto antes y que debe gravitar sobre la verdad que abogue por el respeto, no la ocultación y menos aún la negación". Exactamente lo que hicieron él y el que lo acompaña en la imagen el 11-M.

Para la despedida, el editorialista de Cope haciéndose un capirote con el octavo mandamiento de la ley de Dios: "La Iglesia solo inscribe los inmuebles que son suyos desde tiempo inmemorial, cumpliendo la ley y garantizando que sigan destinados a los fines para los que fueron creados en su día". Como poco, una semana en el infierno.

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