La trama mediática

El consentido de Pedro J.

Al consentido de Pedro Jota no le gusta que un asesino múltiple le robe el protagonismo. "Su sexo en mi boca", titulaba en verde amarillento su última deposición en el blog de El Mundo. De nuevo, en su punto de mira, la camarera del caso DSK, el tipo que quisiera ser él de mayor: "¿Cómo puede ser que alguien la crea? ¿Qué hombre arriesgaría la integridad de su miembro introduciéndolo a la boca de una camarera en el contexto de una violación?" Y para terminar de remover el estómago, esto: "Ni en los años más sórdidos de nuestra juventud, cuando el impulso vital empujaba tanto, pusimos jamás a nuestro pene en una situación de peligro, y por muy necesitados que anduviéramos, evitamos siempre las bocas con ortodoncia o de acibarada dentadura". Firma un tal Salvador Sostres. La cuenta la paga uno de Logroño con tirantes. No se olvide.

Va de ególatras. Hermann Tertsch aulló el martes en ABC su rabia por haber palmado la querella que le puso al Gran Wyoming. "La fiesta de la jauría", tituló el vertido de bilis. No se debió de quedar a gusto, porque ayer el diario que subvenciona sus descargas le regaló una entrevista de una página. Escojan entre pena o grima: "Yo tengo que cumplir con mis convicciones y mi conciencia. Y cuentas solo con Dios. A ellos no les tengo ningún miedo. Pena me da que haya tanta gente a la que aún intimidan. Ese matonismo tiene acojonados a jueces, periodistas, empresarios y hasta a políticos de derechas". Con bata de cuadros impresionaba más.

La Iglesia paga... y calla

En Cope, afán por sacar brillo a la vajilla ante la inminente llegada del enviado de Dios. Jornada Mundial de la Juventud se llama el happening, y se celebrará en la calle, que es de todos, según teoriza el editorialista: "Los católicos no queremos privilegio alguno, pero tampoco ser injustamente discriminados. Somos parte de la sociedad y pagamos nuestros impuestos. ¿Por qué no vamos a poder hacer, como hacen los demás, un uso responsable de los recursos de todos?" La Iglesia paga los impuestos... de los que vive. Buen chiste.

Entre inciensos, la espuela del curilla Francisco de la Cigoña en La Gaceta: "Pretender que los confesores que conozcan de actos de pederastia en el confesonario los denuncien a la autoridad civil es pedir lo imposible. Los sacerdotes no van a quebrantar el secreto de confesión aunque se lo imponga la Ley". En Sicilia lo llaman Omertá.

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