La trama mediática

Gallardón, rehabilitado

¿Se acuerdan de cuando Alberto Ruiz-Gallardón era un submarino del rojerío y hasta un hijo de cual, en labios de una lideresa? Bueno, pues ya no. La Razón, órgano oficioso del marianismo lo ha rehabilitado y ahora habla de él de esta guisa: "La capital es la tercera entidad territorial que más riqueza genera en nuestro país. De ahí que su alcalde ofrezca unos perfiles como gobernante y como político de dimensiones nacionales. Alberto Ruiz-Gallardón es un ejemplo exacto de ello. Bajo sus ocho años de mandato, Madrid ha experimentado uno de los progresos más espectaculares y brillantes del último medio siglo". Tres cuartos de la primera página, incluido un titular de adhesión al líder ("Rajoy no va a dejar que se ponga en riesgo el Estado de Bienestar") para el otrora tocanarices gaviotil.

Falta el refrendo de ABC, pero es que el diario ha gastado todo su jabón en la más Grande de España. A ver si su sentido del pudor puede con esta lisonja a Cayetana de Alba del juglar Ignacio Camacho: "Hay algo admirable, sugestivo, en esa tenacidad heterodoxa, individualista, disidente, tan iconoclasta que compromete incluso su propia imagen bajo el designio irrenunciable de ser fiel a sí misma". ¿Se puede exagerar más? Lean a Martín Ferrand antes de contestar: "Su boda es, dada su circunstancia y condición, todo un canto a la libertad. Algo valioso y ejemplar en una Europa que, contra su tradición, se aborrega cada día un poco más y pone la contabilidad por delante de la gloria y la cultura". Dé por lamidos sus zapatos, señora Duquesa.

Losantos con su sartén

A Federico Jiménez Losantos no le van a pillar en esas loas. Lo suyo es el sartenazo. A Pérez Rubalcaba, preferentemente. He aquí el último que le atiza desde El Mundo: "Dice Rubalcaba que quiere acabar con los 'privilegios' de la Iglesia. Me alegro. Así los peregrinos de la Jornada Mundial de la Juventud, si es que vuelven por España, no tendrán el privilegio de ser golpeados, vejados e insultados por los indignados de Rubalcaba, que ante las cámaras de televisión de medio mundo concedieron el privilegio de recibir sus golpes incluso a una peregrina en silla de ruedas".

Agapito Maestre, mustio, compugido y cariacontecido como siempre plañe en Libertad Digital: "La corrupción social, en fin, compite con la corrupción política en una sociedad al borde del abismo de la inmoralidad social". Pobriño.

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