Balagán

Heroína

Tanya Rosenblit es una israelí de 28 años que esta semana pasada decidió viajar en un autobús interurbano entre las ciudades de Ashdod y Jerusalén. Se sentó en la parte delantera del autobús, justo detrás del conductor. Enseguida llegaron pasajeros ultraortodoxos que a través del conductor pidieron a la joven que se sentara en la "zona de las mujeres", es decir en la parte trasera. Tanya decidió permanecer donde estaba.

Los ultraortodoxos bajaron del autobús e impidieron que el vehículo saliera. El conductor llamó a la policía. Un agente subió al autobús y preguntó a Tanya si tenía algún inconveniente en marchar a la "zona de mujeres". Tanya decidió seguir donde estaba. Todos los ultraortodoxos menos uno subieron al autobús, se sentaron detrás de Tanya y el autobús partió hacia Jerusalén.

Lo que le ocurrió a Tanya sucede muy pocoas veces puesto que las mujeres que utilizan algunas líneas de autobuses usadas por varones ultraortodoxos ya saben que tienen que sentarse en la parte de atrás, en la zona reservada para ellas. Si se colorocaran delante, los hombres podrían tener, viéndolas, malos pensamientos, y uno de los principios del judaísmo que observan los ultraortodos es que los varones no deben pecar.

Ayer numerosos políticos israelies, incluido el primer ministro Binyamin Netanyahu, defendieron la actitud de Tanya, pero es evidente que en el país hay pocas Tanyas. Religiosos y laicos conducen una lucha continua y callada por los espacios públicos. Y las mujeres están en el centro de las disputas. En algunos lugares del país, donde viven ultraortodoxos, y a veces incluso donde no viven ultraortodoxos, no se permiten anuncios con imágenes femeninas. La discriminación de la mujer es una tendencia creciente que debería erradicarse con determinación, pero no se hace.

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