Ayer circuló por la red un video de Mitt Romney en el que el candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos habla abiertamente del conflicto israelo palestino. El video se grabó en un ágape que tuvo lugar en Florida el 17 de mayo y en el que cada asistente desembolsó 50.000 dólares por cubierto a beneficio de la campaña de Romney.

En el video aparece el candidato republicano diciendo que la "peor idea del mundo" sería presionar a Israel para lograr un acuerdo, y que los palestinos no tienen ninguna intención de negociar la paz. Romney dice exactamente lo mismo que el primer ministro Binyamin Netanyahu.

Sus palabras reflejan también la actitud de la administración Obama, que en el transcurso de los últimos cuatro años ha pasado de desempeñar un papel activo en el conflicto, especialmente cuando designó a George Mitchell para resolverlo, a lavarse las manos ante la decisión israelí de no mover ninguna ficha mientras sigue consolidando la ocupación en los territorios palestinos.

Desgraciadamente, la "peor idea del mundo" en palabras de Romney, es decir presionar a Israel, no se estila. La historia, sin embargo, muestra que sin presiones no hay avances, y que Israel únicamente se ha movido cuando ha habido presión internacional o cuando los árabes han conducido una política militar de resistencia, como en el caso de la retirada de Gaza, cuando había un constante goteo de colonos y soldados muertos, o como en el caso del sur de Líbano, cuando ocurría lo mismo.

Las palabras de Romney son reveladoras ya que indican cuál será la política de la Casa Blanca en el caso de que el candidato republicano gane las elecciones de noviembre. En esa situación hipotética, parece obvio que la Casa Blanca dejará que Israel prosiga libremente como hasta ahora.

Pero en caso contrario, es decir en el caso de gane Obama, las expectativas no son muy distintas. Obama también ha arrojado la toalla hace tiempo. Los palestinos están solos y no parecen dispuestos a reanudar la resistencia, al menos por ahora, aunque quizá lo hagan más adelante. Para entonces, probablemente será demasiado tarde.