"Ya hemos dejado de lado la idea de un estado palestino; todo lo que tenemos que hacer es construir, construir y construir en los territorios de Judea y Samaria", ha dicho el ministro de Economía Naftalí Bennet, líder del partido la Casa Judía y uno de los miembros más relevantes del gobierno de Netanyahu.

"Hoy hay 400.000 israelíes (judíos) que residen en Judea y Samaria y otros 250.000 en Jerusalén oriental", ha recalcado.

Mientras el expolio de Palestina se hace a plena luz del día, la comunidad internacional permanece con los brazos cruzados, y los paladines de la libertad, como Merkel, Hollande o Cameron, alientan con su actitud la expansión colonial en los territorios ocupados en contra de la legislación internacional.

Las nuevas generaciones de colonos son cada vez más radicales y este radicalismo a menudo se imbuye a los jóvenes que se crían de un lado y otro de la línea verde.

De dos casos de radicalismo dan cuenta los medios hebreos en las últimas horas. Uno ha tenido lugar en Abu Gosh, un pueblo israelí musulmán situado cerca de Jerusalén, en la carretera de Tel Aviv, donde han amanececido decenas de coches con las ruedas pinchadas y pintadas en hebreo en los muros de las casas.

Una pintada decía "Árabes fuera". Otra decía "Gizanut o hitbolelut", o sea "O racismo o asimilación". Quienes la habían pintado quisieron decir que los judíos tienen que elegir entre ser racistas con los no judíos o asimilarse a los no judíos.

Abu Gosh es un pueblo peculiar. La mayor parte de la población es de origen turco y durante la guerra de 1948 lucharon al lado de los sionistas, como han recordado algunos dirigentes israelíes, aunque esta circunstancia no le ha servido de nada al pueblo.

El otro incidente ha tenido lugar en la Estación Central de Autobuses de Jerusalén, donde una palestina de 23 años ha recibido una paliza de un joven mientras compraba un billete y sin que mediara ninguna palabra entre ellos. El joven posteriormente se dio a la fuga pero antes le dejó la cara llena de moratones.

Incidentes similares ocurren continuamente sin que las autoridades hagan nada para evitarlos. Su prioridad, como ha dicho Bennet, es "construir, construir y construir" en los territorios ocupados.