Monstruos Perfectos

Lecturas de verano VIII: La mansedumbre de la prensa

Por lo leído en los últimos días –tras la presentación en sociedad del nuevo fichaje del Real Madrid, el holandés descendiente de emigrantes españoles Van der Vaart– la prensa deportiva y la conservadora (perdón por la redundancia) lo flipa con los tacones sobre hierba. No hay más que ver el entusiasmo que ha provocado la imagen de la esposa del nuevo jugador, la modelo y presentadora Sylvie Meiss (o Meis, según dónde se lea) sobre el césped del Bernabéu para la foto oficial de la llegada de su marido al club de Calderón.

Algunos la celebran como una nueva Vicky Beckham –como si necesitáramos otra más– y aprovechan la ocasión para marcarse una sonrojante doble página de macizas consortes de ídolos del balompié donde no falta el recuerdo a la época Sucker de Anita O., y una mención muy especial al supuesto proceso de redención de la agente de jugadores de la FIFA más famosa del mundo; Nuria Bermúdez, la María Magdalena del nuevo testamento del fútbol profesional. Todo un despliegue de exquisito gusto donde, en un alarde de ingenio cortado con caspa de la mejor, varios redactores coinciden en ironizar sobre la posibilidad de que contar con una consorte despampanante pueda ser una de las claúsulas de los millonarios contratos de los futbolistas. Y se quedan tan anchos, se rascan la entrepierna y alaban las buenas tetas de la maquilladora. Todo a la vez.

Y mientras los plumillas deportivos le buscan sitio al nuevo jarrón Meiss donde esperan colocar durante este año los arreglos florales, los Franco ya tienen los suyos dispuestos en el jardín del Pazo de Meirás para la boda de Leticia Giménez Arnau Martínez Bordiú, una bisnieta del dictador cuyas tarjetas de visita deben de ser en formato A–4. Un enlace preñado de posibilidades: padre y tío cocainómano de la novia ausentes, presencia de Carmen Martínez Bordiú Franco –otra esposa del fútbol– del brazo de su marido y el inevitable encuentro con su hijo Luis Alfonso de Borbón y señora venezolana.

Un festival del glamour dictatorial cuyo empaque antiguo régimen defienden con uñas y dientes (postizos) las comadrejas momificadas del chismorreo, indignadas ante la osadía de un grupo de ciudadanos, miembros de la Comisión por la Recuperación da Memoria Histórica da Coruña, que pretenden afear el solemne momento de la llegada de los invitados con una parodia política protagonizada por un caudillo redivivo con la que reivindicar la devolución del Pazo al pueblo. Veremos si los Franco, que hacen todo lo que pueden para que su pazo no sea declarado monumento de interés nacional y pueda recibir visitas, alquilan postales a precio de exclusiva para esta boda que tiene excitadísimo al periodismo rosa.

"El culto del éxito es el único cuyos seguidores están condenados de antemano a convertirse en esclavos y en cobardes", escribió Chesterton en un ensayo sobre la mansedumbre de la prensa amarilla. O rosa. O deportiva. Da igual.

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