Cartas de los lectores

21 de marzo

Desahucios que explotan
La explosión de gas del piso en Barcelona que ha ocasionado tres muertes y numerosos heridos es similar a uno que ocurrió en Málaga en enero de 2003 cuando una mujer causó una explosión en su casa momentos antes de que se ejecutara el desalojo, ocasionando, de igual modo, dos muertes: la suya propia y la de un viandante, además de varios heridos entre los bomberos que intentaban entrar en su domicilio. La causa para adoptar una medida tan desesperada es idéntica: el desahucio. Ambas mujeres no podían hacer frente al pago de sus alquileres y no contaban con el amparo de nadie. Se veían literalmente en la calle. La mujer de Barcelona, Anna, lanzó un grito de socorro a través de una carta a la prensa con frases desgarradoras: "Debí dejar que mi ex me matara a golpes, porque es peor el maltrato de la Administración que el que recibes de puertas para adentro" o "Estoy desesperada. Este es un típico caso de mobbing inmobiliario. Que alguien intervenga para que no se produzca esta injusticia".
Esta tragedia repetida supone la prueba del fracaso de un Estado del bienestar que no llega, precisamente, a las personas que más lo necesitan. La Justicia, en estos casos, suele ser muy diligente y dicta resoluciones judiciales de desahucio con excesiva prontitud y sin calibrar el contexto social de los afectados. Nuevamente ha primado el derecho a la propiedad sobre el de la vivienda. Cuando se ejecuta un desahucio por falta de recursos económicos y sin ofrecer alternativa alguna, se estará aplicando la ley, pero se está cometiendo una gran injusticia. Como ocurrió con aquella anciana de Sevilla desahuciada en marzo de 2004 por no pagar, por error, 39 euros; o con la mujer malagueña y ahora con Anna. Alguien tendría que preguntarse hasta qué medida el acoso inmobiliario y judicial que han padecido estas mujeres han degrado tanto su dignidad para poner fin a sus vidas de esta manera.
Ángel del Río Sánchez

Sevilla
¿Crisis? Mejor después de las fiestas
A pesar de la precariedad laboral, los bajos salarios, las hipotecas y la incertidumbre en la economía futura: restaurantes a rebosar. Hoteles llenos en Semana Santa. Las carreteras saturadas de vehículos, con sus depósitos llenos del combustible más caro de la historia. ¿Crisis? Sí, pero... mejor para otro día. Ahora toca gastar, algunos más de lo que tienen, para eso están las tarjetas. Ya habrá tiempo para hablar con los compañeros, amigos y familiares de lo mal que estamos y de lo mucho que cuesta llegar a final de mes ¡Esto no hay quien lo entienda!
Andrés Paredes

Barcelona
La equivocada educación de mano dura
Resulta increíble que frente a los enojosos resultados del sistema educativo español Rajoy proponga una educación basada en la mano dura, semejante a la franquista. Cabe citar al respecto una frase de Francisco Ferrer, que fundó la primera Escuela Moderna en 1901: "La educación de un hombre no consiste meramente en adiestrar su inteligencia, dejando a un lado su corazón y su voluntad. El hombre, a pesar de la variedad de sus funciones, forma un todo. Presenta varias facetas, pero en el fondo es una energía única que discierne, ama y ejerce su voluntad". Este filósofo anarquista proyectó establecer un plan de estudios basado en las ciencias naturales y en un racionalismo moral, en el que se eliminaban las notas, los exámenes y en general todo rasgo de competitividad o de humillación, con el propósito de eliminar el prejuicio y así desarrollar inteligencias sólidas, capaces de formarse unas convicciones propias y razonadas respecto a cualquier materia.
Sergio Gómez Ramos

Valencia
Guardar cola en el médico sin ‘esperanza’
El pasado jueves acompañé a mi madre a la consulta de oftalmología del Pabellón 8, perteneciente al Hospital Clínico de Madrid. Las salas de espera estaban totalmente colapsadas de pacientes, la mayor parte ancianos. Los que no caben esperan de pie en los pasillos o sentados en las escaleras, leyendo un simpático cartel en el que la Comunidad de Madrid nos indica que "la hora de la citación es orientativa".A las 11:50 llamo a la consulta de retina, en cuya puerta un cartel pide a los pacientes que entreguen las citas a su hora. La enfermera me dice que espere fuera a que salgan a recogerlas (así estamos unas diez personas). A las 12:10 consigo entregar la cita. A las 13:30 llaman a mi madre a consulta por primera vez; unas gotas y una revisión de agudeza visual y de nuevo a esperar a que la llamen. A las 14:45 la llaman por segunda vez. Revisión y diagnóstico. Ahora hay que ir a la planta baja a pedir cita para la próxima vez. Las máquinas que expenden números de orden para pasar por el mostrador no funcionan (tampoco funcionaban en nuestra anterior visita, en octubre de 2007) por lo que hay que pedir la vez a todos los que esperan, hacer cola y después pasar a un despacho. Conseguimos salir del hospital a las 15:15h.
Ruego a todos los pacientes y acompañantes que perdieron la mañana el pasado jueves que recuerden en las próximas elecciones a la Comunidad de Madrid aquí la sanidad depende directa y exclusivamente de Esperanza Aguirre.
Mª Julia Viana

Madrid
Jubilaciones pésimas
Es vergonzoso lo que ocurre con los ancianos que quedan vivos y que por desgracia vivieron la tremenda e injusta guerra civil española. Un caso concreto es el de un anciano de casi noventa años al que llevaron a la guerra con sólo diecisiete años, una quinta antes de la llamada "quinta del biberón". Un chaval que pudo morir en dicha guerra.
Después de más de tres años de guerra, dicha persona estuvo trabajando en los ferrocarriles más de 35 años, sin horarios ni derechos y pasando muchísimas penalidades para poder mantener a su familia. Esta persona cobra actualmente como jubilación 600 euros al mes. Parece ser que los gobernantes esperan que por ley de vida se vayan muriendo estos ancianos trabajadores para quitarse una responsabilidad de encima.
Es una pena.
Francisco Jiménez Urreta 

Huelva

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