Cartas de los lectores

20 de marzo

Sexo hedonista
Uno de los textos de la asignatura Educación para la Ciudadanía contra la que cada vez más padres objetan, pontifica el sexo sin amor con frases tales como: "En la mayoría de nuestras relaciones sexuales intentamos sólo disfrutar, procurando evitar el embarazo" (McGraw-Hill, p. 35). Estamos ante un empobrecimiento de la realidad sexual que además contradice injustamente lo que los padres intentamos inculcar en las conciencias de nuestros hijos. Si sexo es sólo hedonismo, nada importa el "otro" y sus afectos. Ahora la sexualidad es puro placer egoísta.
Eva N. Ferraz

Barcelona
Marionetas del mercado
La sra. Vicepresidenta del Gobierno de Cantabria, Dª. Dolores Gorostiaga (PSOE) ha declarado –refiriéndose a la tasa de inflacción del 4,9%– "ya saben ustedes que la incidencia de los gobiernos en los precios es bastante pequeña y que poco pueden hacer para influir en ellos". Ante esta manifestación pensé: ¿para qué nos sirven entonces los gobiernos si son incapaces de defender a los ciudadanos de a pie frente a la avaricia sin límite de las multinacionales, especuladores, banqueros y demás piratas sin escrúpulos? ¿Será que los gobiernos no pueden incidir más en los precios porque simplemente son capitalistas liberales y no les apetece hacerlo?¿Se le habrá ocurrido a esta persona y a todas las que integran el PSOE que a lo mejor ha llegado el momento de hacer una política económica socialista para cambiar la situación?¿Son los gobernantes simples marionetas en manos del mercado? ¿Hasta cuándo nos resignaremos?
José Manuel Martínez Muñoz

Santander
Cuchillo de palo en el Hospital Ramón y Cajal
Soy una trabajadora del Hospital Ramón y Cajal, en calidad de Técnico de Laboratorio, desde hace tres décadas. Como consecuencia de la labor que desarrollo en presencia de un aparato de aire acondicionado (cuya característica es la emisión de un ruido ensordecedor) hoy padezco según diagnostico médico una hipoacusia bilateral neurosensorial. Es una paradoja que un hospital de la calidad del Ramón y Cajal, que debería velar por la salud de sus trabajadores, ignore por completo cuantas quejas he manifestado haciendo alusión al terrible problema que me afecta. Es responsabilidad de las autoridades competentes del hospital que mi patología haya aparecido, con el agravante de que en ningún momento han contemplado la posibilidad de sustituir el aparato causante de mi sordera, que sin temor a equivocarme califico de enfermedad profesional.
Begoña García Velilla

Madrid
Extranjeros de primera y segunda clase
La otra mañana fui a la oficina de extranjería de Alicante para renovar el permiso de residencia de mi mujer de nacionalidad francesa, pensando que, casada con un español, con cincuenta años de residencia y cinco hijos nacidos en España, se trataría de un sencillo trámite burocrático, que podríamos resolver sin problemas.
Frente a la puerta de acceso a las oficinas nos encontramos mi mujer y yo con dos policías nacionales y en ambos lados dos interminables filas de personas, que según me informaron llevaban algunas toda la noche haciendo cola para conseguir número y poder ser recibidas al día siguiente. Habían pasado horas en la calle, a la intemperie, sentados o tumbados sobre la acera; la noche había sido fría e incluso había llovido; la mayoría eran hombres pero también había mujeres y muchos niños de todas las edades.
Ante tal perspectiva me dirigí a uno de los policías, pero como mi mujer es mulata al verla casi ni me escuchó. Me enseñó la cola que nos correspondía y me aconsejó volver a primeras horas del día siguiente. Eso hice y a las siete de la mañana me presenté solo –mi mujer se quedó en casa a la espera de los acontecimientos–. Las colas eran aún mas largas que el día anterior. Me dirigí al policía que me había atendido y le dije: "Tengo 87 años, mi mujer 79 y sufre de los riñones, es francesa, lleva 50 años en España y necesita renovar su permiso de residencia; no estamos ni yo ni ella en condiciones físicas para hacer cola en la calle durante horas, ¿qué solución me propone?". Al oír que se trataba de una francesa todo cambió; sonrisas y amabilidades casi diría que excesivas. "No se preocupe", me dijo; dígale a su esposa que venga en taxi y una de nuestras funcionarias la atenderá sin necesidad de que salga del coche". Y así fue; el propio jefe salió a recibirnos y a disculparse de las molestias que podíamos haber sufrido. Por ser francesa se la trató como correspondía, humanamente. Y los demás extranjeros, magrebíes, subsaharianos, sudamericanos, chinos, rusos... ¿No son personas como nosotros?, ¿no se merecen ser tratados con la misma humanidad? ¿ Es justo obligarles a pasar la noche en la calle, sometidos al frío y a la lluvia, sin protección alguna, para cualquier trámite administrativo? Es racismo de la peor clase.
Patricio Azcarate Diz

Alicante
Huelgas necesarias
Me sorprendió descubrir que los conductores de autobus de Barcelona no descansan dos días a la semana, porque conducir un vehículo público urbano con pasajeros debe de ser muy estresante. Debe de haber muchas situaciones laborales injustas que no llegamos a conocer sino fuese por las huelgas. A los conductores se les tiene que reconocer por ello su valentía, aun cuando tienen la suerte de trabajar en una empresa pública. Me ha ilusionado mucho ver una movilización asamblearia, respetada y ayudada por la CGT, al margen de los grandes sindicatos que se avenían a pactar condiciones inaceptables con la empresa Transportes Metropolitanos de Barcelona. Al final, la asamblea de los trabajadores ha tenido que ser reconocida como la interlocutora, cosa que no querían aceptar de ninguna manera el Ayuntamiento de Barcelona, la empresa, CCOO y UGT. Una reivindicación laboral justa acabará a la larga contribuyendo a conseguir mejores condiciones para todos. No entiendo a quienes han criticado a los conductores sin darse cuenta de que la culpa de la huelga es de aquellos que han creado unas condiciones laborales inaceptables en el siglo XXI.

Jordi Oriola i Folch

Barcelona

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