Cartas de los lectores

15 de febrero

La corrupción
Un partido político que cree en la democracia y en sus instituciones, el Estado de Derecho y la división de poderes, no ofrece un espectáculo como el protagonizado por el líder del PP, Mariano Rajoy, quien –arropado por su plana mayor– acusó al PSOE y al Gobierno de urdir una trama contra su partido, rompió relaciones con el ministro de Justicia y pidió la recusación del juez Baltasar Garzón. Quien no debe, no teme y si, efectivamente, el PP está libre de toda culpa, lo que debe hacer es ponerse al servicio de la Administración de Justicia y ofrecer su colaboración.
Con esa actitud, el PP demostraría mejor su tan proclamada ética y transparencia; aunque es mucho pedir, porque ya sabemos que el PP no hace ascos a utilizar las instituciones del Estado a su conveniencia y defender con ellas sus intereses particulares.
Cierto es que la reacción del PP recuerda un poco a la que tuvo cierto sector del PSOE en otro tiempo, cuando se investigaba a los GAL (también por Garzón) y la financiación irregular del partido. Entonces, la derecha no sospechaba de este juez y no recomendaba al PSOE su recusación; al contrario, lo ensalzaba y apoyaba. En cualquier caso, queda demostrado que las mayorías absolutas pueden corromper absolutamente, como ocurreahora en Madrid.
Xavier Muñoz/Madrid

Baltasar Garzón
Para la gran mayoría de nosotros, españoles libres y demócratas, ya son muchos los años que hemos sido observadores y testigos de la labor judicial de Baltasar Garzón. Su inteligencia probada y su honradez profesional suficientemente acreditada le hacen merecedor de nuestra admiración y reconocimiento.
Los ataques que recibe de la derechona fascistoide de nuestro país son la prueba de que los herederos del franquismo todavía andan sueltos y agrupados en un partido que lleva camino de parecerse cada día más a los que tanto contribuyeron al golpe de Estado contra la República y llevarnos a casi 40 años de dictadura, oprobio y oscurantismo.
Pero lo que me mueve a mandar esta carta es el miserable ataque que ha sufrido, porque un día se le ocurrió aceptar la invitación –qué casualidad– de un paisano amigo suyo y militante del PP para cazar en su pueblo. Otra casualidad fue también la invitación al ministro de Justicia. Sólo mentes retorcidas ahítas de venganza han sido capaces de hacer del hecho un mundo de falsedades, trapacerías y ataques furibundos.
Luis Calvo /Salamanca

Trillo y la justicia

Cuando oí a Federico Trillo, dignísimo, pedir la dimisión del actual ministro de Justicia, no pude por menos que sentir sorpresa y vergüenza ajena. Es difícil entender cómo se atreve a tanto, después de que toda España haya sido testigo reciente de su bochornoso e injustificable comportamiento con los familiares de las víctimas del caso del Yakolev-42. Y lo que se explica con mayor dificultad, si cabe, es que, con esos antecedentes inmediatos, su partido le haya nombrado portavoz de la Comisión nada menos que de Justicia del Congreso. Es una decisión que resulta tan inaudita como poner al frente de Asuntos Exteriores a alguien que ha dado sobradas muestras de sufrir agorafobia.
Enrique Chicote /Arganda del Rey (Madrid)

Desprestigiada clase política
No es extraño que los ciudadanos miremos a los políticos con desconfianza y recelo. Y es que, aunque no se puede generalizar, no son pocos los que, en el desempeño de la actividad política, se esfuerzan en hacer méritos para deteriorar la imagen de esta profesión. Produce bochorno ver a nuestros políticos enzarzados en disputas banales y partidistas, siempre más preocupados por sus partidos y por los votos que por la solución de los problemas.
Produce preocupación ver la falta de consenso y de debate político responsable para salir del atolladero de la crisis. Produce desazón y vergüenza comprobar que quienes fueron elegidos democráticamente para gestionar los asuntos públicos aprovechen las ventajas del cargo para beneficiarse o favorecer a otros económicamente. Produce inquietud y desolación, en fin, comprobar el daño y deterioro democrático que producen los casos de corrupción en los que, una y otra vez, aparecen implicados políticos e instituciones.
El Estado debe establecer más mecanismos de control y vigilancia para evitar el favoritismo y mal uso de los recursos públicos. Y la Justicia debe actuar con contundencia para extirpar el cáncer de la corrupción que, de seguir así, corre el riesgo de instalarse en nuestro Estado democrático.
Pedro Serrano /Valladolid

La nota de los políticos
Según la última encuesta del CIS, los españoles suspenden a los líderes políticos. Zapatero obtiene la mejor nota, un 4,55. Un profesor benevolente le daría un aprobado raspado a final de curso si había demostrado interés a lo largo del año. Rosa Díez consigue un 4,43, suspenso indudable, y eso que se beneficia de la lucha entre el PSOE y el PP, que se pasan la vida tirándose los trastos a la cabeza.
A Rosa Díez le viene mejor tirar los trastos a los dos partidos mientras a ella no se los tira ninguno, porque no la consideran aún un rival peligroso y apenas se percatan de su presencia, aunque sea un poco quisquillosa. Rajoy, con un 3,53, estaría en el pelotón de los torpes del aula, un grupo que gustaba destacar para burla y escarnio en los colegios de sus amigos religiosos. A Cayo Lara no lo conoce casi nadie (lo desconoce el 90% de los encuestados) y aun así obtiene una nota cercana a la de Rajoy. Por eso piensa en la huelga general, para que se le conozca mejor.
Antonio Nadal/Zaragoza

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