Cartas de los lectores

1 de julio

Tres años del accidente del metro de Valencia
El próximo viernes 3 de julio se cumple el tercer aniversario del trágico accidente de metro en Valencia, en el que se dejaron la vida 43 personas y hubo 47 heridos con graves e importantes secuelas, tanto físicas como psíquicas, que sufrirán de por vida. Apenas hubo explicaciones por parte de la Generalitat Valenciana en torno a las graves deficiencias que tenía la línea 1 del metro.
De igual manera, no hubo ninguna responsabilidad política y las autoridades echaron la culpa de todo lo acaecido al conductor del convoy, también fallecido en el siniestro. Meses después, esas autoridades políticas pedían la dimisión de la ministra de Fomento Magdalena Álvarez por la aparición de socavones en las obras del AVE a Barcelona.
El presidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps, dice llevar a las víctimas en el corazón, pero aún no se ha dignado a recibir a la asociación, en la que se encuentran muchas de estas víctimas, así como sus familiares. El próximo día 3, como todos los días 3 de cada mes, y como todos los días 3 de julio, la Asociación de víctimas llevará a cabo diversos actos de homenaje y conmemoración pese a las dificultades creadas por el Ayuntamiento de Valencia, dirigido por Rita Barberá, que no ha autorizado el uso de megafonía ni el montaje de un escenario porque molestaría a los turistas y a las personas que acuden a los oficios religiosos.
Óscar Pardo / Valencia

Sobresalto
Una tarde cualquiera de un día cualquiera, me acomodo en el sofá delante del televisor dispuesto a ver cualquier película cuando, por un mecanismo bien conocido, la digestión induce en mí un cierto sopor. Pero en el mejor momento de este estado, los programadores de la emisora de televisión deciden interrumpir el programa para introducir la publicidad. Nada que objetar a ello, porque es la forma que tienen de lograr financiación.
El problema está en que, de acuerdo con sus anunciantes, deciden que tengo que prestar atención a sus mensajes publicitarios y no han pensado mejor modo de lograrlo que aumentar el volumen del sonido, sacándome de mi dulce duermevela con el consiguiente sobresalto. Esta práctica está prohibida por la normativa vigente y, de hecho, los responsables niegan que incurran en ella, pero está al alcance de cualquiera comprobar la reiteración con la que sucede.
Francisco Bernabé / Murcia

El talante multilateral

La semana pasada se celebró en la sede de la ONU en Nueva York una Conferencia Internacional sobre la crisis y su impacto en los países empobrecidos. El presidente de la Asamblea de la ONU, Miguel d’Escoto, había hecho un llamado a los 192 países miembros para que acudiesen con representación del más alto nivel, es decir, los jefes de Estado. El tema lo valía. Se trataba de intentar encontrar todos juntos soluciones para todos en el contexto de crisis causado por unos pocos.
Pero los países ricos e industrializados, donde está el origen de la crisis y que ahora conforman el G-20, han ninguneado esta conferencia. Primero obligaron a d’Escoto a retrasarla cuatro semanas, por no estar de acuerdo con el documento de propuestas sobre el que se estaba trabajando. Después de retirar de dicho documento cualquier propuesta que sonara a reforma sustancial del sistema financiero, a democratización de las instituciones financieras internacionales o a establecer normas y leyes internacionales que impidan las acciones y actitudes que nos han llevado a esta crisis, los países del G-20 han enviado a la Conferencia Internacional de Alto Nivel a responsables de la cooperación internacional o, en el mejor de los casos, a embajadores.
De los 126 países presentes en la Conferencia, sólo 14 fueron representados por sus jefes de Estado, diez de ellos latinoamericanos.
Zapatero envió a Soraya Rodríguez, secretaria de Estado de Cooperación Internacional, que abogó por "un mayor papel de la ONU en los aspectos de la gobernanza económica internacional". Palabras vacías, pues, si realmente apostamos por el multilateralismo democrático (y no por un multilateralismo de 20 que deciden por 198), se habría impulsado una presencia de más alto nivel, se habría insistido en la UE sobre la importancia de dicha cumbre y, sobretodo, se habría apoyado con entusiasmo y radicalidad democrática las propuestas iniciales de la presidencia de la Asamblea de Naciones Unidas, en lugar de rebajarlas a su mínima expresión.
Iolanda Fresnillo / Barcelona

Toros quemados
Antaño eran tradiciones los sacrificios humanos o los espectáculos romanos. Estos fueron suprimidos y hoy los vemos como aficiones crueles, de comunidades primitivas y salvajes. Sin embargo, en nuestros pueblos se siguen sacrificando y torturando a los toros, año tras año, con la excusa de la tradición.
Torturar, quemar o dejar ciegos a los toros con los embolados es una práctica cruel. En una sociedad en la que cada vez adquirimos más conciencia sobre la importancia de respetar nuestro medio y a los seres vivos que nos rodean, es indignante que se siga torturando a los toros con total impunidad.
Poco han evolucionado nuestros pueblos cuando la brutalidad y la crueldad hacia los animales sigue tan vigente. No hay nada más cobarde que acorralar y torturar a un animal que nada ha hecho para merecer este terrible maltrato. Sus defensores no pueden pedir respeto porque, simplemente, la tortura no es respetable.
María Pilar García / Zaragoza

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