Cartas de los lectores

5 de abril

Escudarse en el nombre de Dios
Cada vez son más los casos de abusos a menores denunciados contra el clero. Parece ser que la Iglesia asume su responsabilidad y papel ante la situación. Sin embargo, esto no supone una gran hazaña. En España, en este momento, están siendo investigados nada menos que 14 abusos. Charles J. Scucluna (promotor de la justicia del Vaticano) afirma que nuestro país es de los que tienen menos denuncias registradas. Este hecho nos indica que algunos miembros del clero en nuestro país son criminales, pero menos que el resto de países, lo que sin duda nos ayudará a dormir mejor. Todo el mundo es inocente hasta que se demuestre lo contrario, pero también es cierto que todas y cada una de las víctimas tienen una serie de derechos fundamentales que les fueron arrebatados. Toda medida será insuficiente para inculpar y apartar de la sociedad a unos seres capaces de llevar a cabo tales atrocidades portando el nombre de Dios.
Daniel Moreno Navarro / Valencia

El pecado de la pederastia, el perdón y las piedras
Vergonzosamente, Benedicto XVI ha pedido perdón (finalmente) por los miles de casos de pederastia. Vergonzosamente, ha tenido que salir a la luz pública un vídeo para que el máximo responsable de los pedófilos pida disculpas a las víctimas, en vez de realizar el protocolo que han usado siempre: cambiarle de diócesis y rezar para no volver a saber de sus aberrantes actividades.
Vergonzosamente, el único argumento de defensa que tuvo el Papa fue que "quien estuviera libre de pecado, tirara la primera piedra". Tal vez peco de soberbia al creerme con derecho a llevar la contraria al Sumo Pontífice, pero si un hombre, con pleno uso de facultades, toma la decisión de abusar sexualmente de un niño de 7 años, créame Su Eminencia, tendré la Justicia Divina de mi mano si decido tirarle una piedra aun siendo yo mismo un pecador irremisible. Hay cosas que no merecen perdón. Bien es cierto que los votos de castidad, que el clero con tanto orgullo lleva, reprimen la sexualidad innata en el ser humano.
A todo esto... ¿qué pensarían Federico Trillo y tantos otros activistas católicos que abogan por la cadena perpetua, si el condenado fuera un sacerdote?
Ángel Torres / Mahón (Menorca)

La España arcaica que representa Juan Carlos I
Dado que la función esencial –si no única– de la monarquía es la del equilibrio, la de representar a todos los españoles sin tomar partido, no me ha extrañado encontrar recientemente críticas a Juan Carlos I. Porque cuando los españoles estamos cada vez más en contra de ese bochornoso espectáculo que avergüenza a nuestro país, el rey, –como si fuera un turista japonés que visita países bárbaros atrasados– defendía que las corridas de toros debían seguir siendo "la fiesta nacional".
Ahora, a pesar de todo lo que ha llovido desde entonces, de las leyes contra el maltrato animal y de las crecientes manifestaciones e iniciativas populares –de verdad, no del PP– en contra de ese sádico placer por torturar animales, nos encontramos todavía con un renovado e incrementado apoyo de Juan Carlos I en Sevilla a ese espectáculo arcaico, que incluso el abogado de un torero famoso acaba de pedir "dejar morir en paz".
Esto ayuda a prolongar una triste agonía que nos cuesta a todos los españoles centenares de millones en impuestos. Se diría que, caballo cansado, con ganas de jubilarse, el actual monarca parece empeñado en liquidar su propia institución, que
–salvadas las naturales diferencias– la mayoría de los españoles ya estamos declarando en las encuestas
que constituye también "una reliquia del pasado".
Martín Sagrera / Madrid

El juez Garzón y el Tribunal Supremo

Escribo sorprendido por las maniobras del Supremo para castigar a Garzón por pretender investigar los crímenes del franquismo.
Sorprendido por cómo los verdaderos destinatarios de la Transición se limitaron a crear la pantalla de impunidad habitual en cualquier régimen dictatorial.
Repugna la prisa con la que a esta operación de derribo se han adherido políticos adictos al régimen que buscan anular las pruebas obtenidas de sus actividades corruptas mientras mantienen su apoyo en las encuestas, haciendo bueno aquello de que tenemos lo que nos merecemos.
Garzón ha pecado de soberbia y vanidad, pero su hoja de servicios a nuestra democracia es intachable. Es uno de los que no etiquetan las dictaduras en buenas o malas según la ideología del régimen.
La persecución a Garzón nos ha retratado como país y deja bien a las claras que tenemos una crisis moral. Este país tiene que despertar y empezar a exigir que seamos dueños de nuestro destino.
Fernando Holgado Arenas / Sant Pere de Vilamajor ( Barcelona)

La fuga de estudiantes no puede continuar
¿Cómo es posible que en España un estudiante tenga menos posibilidades de estudiar su carrera y su investigación y tenga que ir a otros países?
Esta es una pregunta que todos los españoles deben hacerse y
reflexionar.
No es posible que estando en esta época, más moderna y con más recursos que antaño, se tengan esta clase de dificultades.
Hay estudiantes brillantes a los que no les queda otro remedio que irse a estudiar a otros países, donde son recibidos con los brazos abiertos y sin inconvenientes, y luego esos estudiantes se lo agradecen con su trabajo.
Es imperdonable que, por una mala organización, España pierda a sus brillantes estudiantes y las aportaciones que pueden hacer.
Un caso conocido es Francisco José Ayala, recientemente galardonado en EEUU. Él mismo reconoció que fue una pena que no pudiera haber estado en España.
Los responsables deberían concienciarse de una vez y darse cuenta del bien que podrían tener para nuestro país y la forma en la que lo desperdician. No es justo para los estudiantes y sus familias ni para el país.
Ignacio Bellés Mandingorra / Valencia

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