Cartas de los lectores

22 de abril

El velo en las escuelas
Esta semana ha vuelto a las escuelas la polémica por el uso del velo por parte de alumnas de confesión musulmana, un conflicto cultural que ya ha estallado en otros países aconfesionales: Francia no permite el uso del velo en los colegios.
Por un lado, se debate que haya crucifijos en las escuelas concertadas, ya que, según la Constitución, España es un Estado aconfesional, pero parece que, con respecto a otros credos o creencias que no sean la católica, las reglas que se aplican funcionan a la inversa. Si el velo es un símbolo religioso como lo puede ser el crucifijo, no debe permitirse. Pero no es lo mismo un crucifijo en una pared que un pañuelo en la cabeza de cada mujer.
No soy una persona con sensibilidades religiosas, pero en un colegio se supone que no debería haber diferenciaciones y el uso del velo no logra más que una cosa: dificultar la integración.
Jorge Ipiña Pando / Bilbao

La ‘brillante’ gestión de Díaz Ferrán
Ya hemos vuelto a comprobar cómo el gurú de los empresarios españoles y su vicepresidente han vuelto a protagonizar la antesala de la quiebra de su buque insignia, Viajes Marsans, al serle retirada la licencia para vender billetes a través de IATA (International Air Transport Association). Nuevamente, las cabezas pensantes de la CEOE demuestran cuál es su capacidad de gestionar empresas, y la forma de dar tranquilidad al mercado y a los ciudadanos.
Esta situación, creada por los problemas de liquidez que mantienen y que arrastran de su pésima gestión empresarial, ha hecho que casi 700 trabajadores estén en la calle sin cobrar las nóminas que les adeudan (Air Comet y Seguros Mercurio) y que muy previsiblemente engrose Viajes Marsans.
Suscribo las palabras de Díaz Ferrán el 23 de diciembre de 2009, después de dejar a decenas de miles de usuarios de Air Comet en tierra y sin devolver el importe de los billetes vendidos: "Yo no hubiera elegido Air Comet para volar a ningún sitio".
Hoy, haciéndole caso, no voy a elegir Viajes Marsans para ir a ningún sitio.
Raúl Santiago García López / Santander

Veinte años no son nada y, en realidad, son mucho
Las recientes elecciones parlamentarias colombianas están estrechamente conectadas con las presidenciales de 1990. Las de hoy son resultado de las de ayer. De unas elecciones donde tres candidatos presidenciales fueron asesinados. Los magnicidios de Bernardo Jaramillo, Luis Carlos Galán y Carlos Pizarro-León Gómez fueron la etapa final de la guerra sucia y el terrorismo de Estado de los años ochenta y el inicio de una nueva década donde se pasó del pistoletazo del sicario a la motosierra de los descuartizadores.
Los que asesinaron a los candidatos presidenciales fueron recibidos con honores en un Parlamento controlado. Ya antes alguna presentadora de televisión los había mostrado como héroes en larguísimas entrevistas.

Veinte años después, desde la cárcel se organizan partidos, elecciones, negocios y negociados. Se controla la burocracia oficial.
Estos perfumados halcones de cejas cuidadosamente delineadas se jactan de la guerra que otros hacen y a la que ellos no van ni mandan a ningún familiar. Que para eso está la chusma. Efebos deseados en su olor a muerte y sacrificio.
Pero no todo está perdido. Las mayorías arrasadoras con las que han garantizado el control del nuevo Congreso no llegan ni siquiera al 10% del censo electoral. Las reales mayorías están en la abstención, en la apatía y la incredulidad. Quizás esperando una propuesta audaz, fresca y coherente.
Jaime Cedano Roldán

La venganza del juez Varela contra Baltasar Garzón
El proceso al juez Garzón sigue su curso y ni las presiones populares, ni los dictámenes de prestigiosos juristas españoles y extranjeros van a alejar a Garzón del banquillo. No importa la imagen exterior ni lo absurdo y fuera de derecho del proceso. Varela tiene que consumar su venganza y en ello está.
Al final los verdaderos damnificados serán las víctimas. La última esperanza se perderá el día en que la persona que trató de enmendar los graves errores de nuestros políticos sea apartado de la carrera judicial. Sobre sus conciencias caerán los cientos de miles asesinados que yacen en las cunetas, los niños arrancados de sus madres, los miles de torturados, los que tuvieron que dejar su patria. En suma, los que no vivimos "la placidez de la dictadura" y perdimos 40 años de nuestras vidas.
Les regalo su maravillosa Transición, su Ley de Amnistía y, por último, su Ley de Memoria Histórica, que ha sido un parche más de esta chapuza de "democracia".
El olvido y el tiempo no curan heridas tan profundas como las que sufre este país.
A lo mejor hay milagro y la esperanza viene desde Argentina. Si así fuera... ¿no se les caería la cara de vergüenza? Si aquellos valientes políticos que en 1931 trajeron la democracia de la mano de la II República levantaran la cabeza, ellos sí que se avergonzarían.
Luis Fernando Otero / Madrid

Cuerpos ¿de Seguridad? del Estado
Soy de Valencia y llevo 11 años vivendo en Barcelona. El pasado lunes vi unas imágenes que me hicieron sentir como en Valencia. Al principio pensé que eran de El Cabanyal, pero a medida que pasaban las noticias verifiqué que se trataba del barrio del Poble Sec.
De nuevo comprobé que la crueldad, el salvajismo y la elevada dosis de violencia con que la policía cargaba contra los okupas también los utiliza nuestro cuerpo de seguridad catalán. He podido constatar que tanto las derechas del Levante como las esquerras de mi amado territorio catalán no están tan alejadas en sus formas de reprimir todo intento de rebelión utópica por parte de sus jóvenes que no pueden acceder a una vivienda, a un trabajo, que carecen de ilusiones. Nos guste o no, los okupas son unos idealistas y eso a nuestros poderes no les interesa.
David Martínez Piedra / Barcelona

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