Cartas de los lectores

28 de abril

En memoria de Javier Ortiz
Un día como hoy, hace ahora un año, nos abandonó un resentido social llamado Javier Ortiz.
Colaborador de Público, Ortiz era un brillante escritor, un fino analista irónico, sagaz y culto, un cirujano de las vanidades políticas, un crítico empedernido, un opinante contumaz e infatigable, un periodista distinto e insobornable, empeñado en manejar siempre la razón y la reflexión como armas con las que crear la literatura de la discrepancia, la protesta y la rebeldía.
No sé si resultaré osado al asegurar que la inesperada y triste marcha de Javier no dejó indiferente a ningún colega: unos admiramos su valentía periodística; los demás la envidiaron.
Juanjo Talavante / Madrid

Aclaración
Sr. Director de Público:
El pasado domingo su colaborador habitual, GranWyoming, hace referencia al "enorme incremento de mi patrimonio y el de toda mi familia gracias a las recalificaciones de terreno y ubicaciones ferroviarias absolutamente irregulares". Se trata de una mentira que mis adversarios llevan repitiendo sistemáticamente desde hace ocho años y que su colaborador no se ha tomado la molestia de contrastar, pese a que la he desmentido hasta la saciedad. Se lo repito: ni yo, ni mi marido, ni mis hijos, ni, por supuesto, mi madre y hermanos, ni mis cuñados, ni mis suegros, tenemos un solo centímetro cuadrado de terrenos en Yebes (Guadalajara), lugar al que se refieren con las "recalificaciones ferroviarias".
Y para información de sus lectores quiero señalar que esas recalificaciones y construcción de instalaciones ferroviarias a las que alude el artículo se hicieron cuando el presidente de la Junta de Castilla-La Mancha
–organismo competente para hacerlas– era D. José Bono.
Atentamente,
Esperanza Aguirre Gil de Biedma

Contra la impunidad de los crímenes del franquismo
En la palabra impunidad duerme amordazada la palabra unidad. Estamos, pues, ante un término cruel. Una palabra que te obliga, que te señalará con odio si intentas atraparla.

Sólo la palabra justicia tiene el beneplácito y la autoridad para encerrar a la impunidad en el diccionario de los horrores.
La palabra impunidad lo sabe y es por ello que, encolerizada, llama venganza a la justicia.
Francisco García Castro / Estepona (Málaga)

Bertone, Barcelona y la visita del Papa
Hace tiempo que la Rambla de Barcelona perdió sus mejores flores. Las que, en la primavera posfranquista, brotaron de nuevo en forma de voluntarios –individuos o grupos– que proponían bajo sus árboles sus "arbitrios" para mejorar el mundo. Los intereses creados y bien atados acabaron con ellos, a golpe policial y ante la pasividad ciudadana. Hoy reinan los más vulgares payasos, para distraer al ciudadano en sus crisis, y no los nobles bufones que "criticaban, riendo, las malas costumbres".
La llegada del cardenal Bertone a Barcelona, para preparar una visita más del Papa, ha hecho revivir, por un momento, mejores tiempos. Denunciando el abuso, un anciano, sentado y visiblemente fatigado de tanto caminar, sostenía su protesta: "¿Visita que a impuestos pago? ¡EmPAPAr así no es cristiano!".
¿Dónde están los millones de ciudadanos que dicen de boquilla que rechazan esa clara violación anticonstitucional de nuestros bolsillos y de nuestras conciencias, incluidas las de los católicos honestos? Esta elocuente anécdota, ¿no pone al desnudo que "la libertad se conquista cada día, no la dan" y que "cada pueblo tiene el Gobierno que se merece"?
M. Llopis Piferrer / Barcelona

Debemos acabar con las desigualdades sociales
Tenemos que encontrar la forma de reorganizar la riqueza. Es necesario que lo hagamos a nivel mundial, y que lo organicen con buena voluntad los líderes mundiales. En España no se está dando el más mínimo ejemplo. Al revés: la equiparación salarial es injusta y arbitraria; aumenta la población de los muy ricos mientras cada día existen más pobres; la corrupción y el robo de dinero público por parte de políticos es una auténtica vergüenza y un escándalo; y, lo que es peor, nadie pone remedio.
La clase trabajadora malvive inmersa en la economía sumergida, recogiendo las limosnas del Gobierno y las ayudas familiares, mientras, por razones obvias, aumentan los albergues y los comedores públicos. Ante esta situación, no es justo, ético ni razonable que la clase política gane tanto ni que, encima, algunos roben al pueblo. Es sintomático, y curioso a la vez, que un Gobierno que se dice de izquierdas, el Partido Socialista Obrero Español, apoye, ayude y respalde al presidente de la Patronal, Gerardo Díaz Ferrán, en sus problemas empresariales particulares, que incluyen la consecuencia de dejar a miles de parados por el camino.
Francisco Jiménez Urreta / Aljaraque (Huelva)

Estados Unidos y Comunidad de Madrid: paradojas sanitarias
¿Alguien puede ser tan ingenuo en pleno siglo XXI para creerse que una empresa privada se embarque en un negocio relacionado con la sanidad pública con otro objetivo que no sea ganar dinero, aunque sea a costa de algo tan importante como es la salud de los enfermos? Mientras Obama está luchando por implantar una sanidad pública universal como la que disfrutamos los españoles, Esperanza Aguirre se empeña en privatizarla, arrebatándonos el buque insignia del Estado del bienestar. El que avisa no es traidor, sino alguien preocupado por el peligro que supondría para un enfermo el que se cuestionara el precio de los medicamentos para curar su enfermedad.
Joaquín García Mayo / Getafe (Madrid)

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