Cartas de los lectores

10 de mayo

Nosotros somos de aquí
A quienes denunciamos la falacia de la Transición hay algunos que nos tratan como si no fuéramos de aquí. Pero nosotros, que sí somos de aquí, hemos vivido el odio larvado de unas gentes que han estado viendo pasar, día tras día por la puerta de sus casas, a los asesinos de sus maridos, hermanos o padres; observando cómo medraban esos criminales y, ataviados con la camisa azul, tenían voz de mando.
En cambio ellos, los rojos, vivían en la miseria por habérseles incautados fincas y otros bienes, y eran tratados, al igual que sus hijos, de apestados. Y a estos rojos se les impuso una Transición forzada que jamás cerró heridas.
Por eso, ahora que el temor ha desaparecido, miles de nietos de los represaliados se han echado a la calle porque tenían una deuda con sus abuelos. Y esos nietos apoyan al juez Garzón y quieren que se pidan cuentas por los crímenes del franquismo.
Félix Barroso Gutiérrez / Santibáñez el Bajo (Cáceres)

La violencia, un lenguaje ancestral
Las imágenes captadas por una cámara en el metro de Madrid mostrando la brutal agresión cometida por un joven, que se autodenomina antifascista, contra otro chaval son, sin paliativo alguno, detestables e
hirientes.
Este ataque, así como el protagonizado por un ultraderechista en el año 2007 en el metro de Legazpi (Madrid), que acabó con la vida de otro chaval de 16 años, han salido a la luz pública, pero ¿acaso son novedad los enfrentamientos entre grupos que se mueven en las órbitas ideológicas más extremas? La radicalidad e intransigencia tienen un lenguaje ancestral común: la violencia, cuya máxima expresión se refleja en las guerras. Lamentablemente, este horroroso idioma universal no está en peligro de extinción, ya que siempre existe una especializada plantilla de profesores motivados y dispuestos a impartir la enseñanza del mismo a las nuevas generaciones.
En este particular caso y sin complejos, las instituciones y la ciudadanía deben compartir un claro objetivo: aislar a quienes tratan de adoctrinar a las personas para la intolerancia, violación y atropello de los derechos humanos.
Alejandro Prieto Orviz / Gijón (Asturias)

El franquismo sigue vivo en España
Oímos y leemos con frecuencia que todavía tenemos franquistas en España y nadie lo puede negar, pero esta afirmación queda siempre incompleta, pues sólo se nombra como restos franquistas a sus ministros todavía vivos, sin citar a otros estamentos, y en particular se omite el nombre del actual jefe del Estado.
Olvidamos que Juan Carlos fue mantenido y educado desde su primera adolescencia por Franco. También deberíamos recordar la Ley de Sucesión de 1969, norma franquista donde las haya, que le designó como futuro rey de España.

Igualmente, están en la memoria de los que ya tenemos una cierta edad las imágenes del rey jurando los Principios del Movimiento, así como su asistencia al balcón de los
"desagravios judeo-masónicos" de la plaza de Oriente junto a Franco. En fin, María Dolores de Cospedal tiene razón cuando afirma que los españoles hemos olvidado afortunadamente la Guerra Civil y a Franco; sólo que hay que sustituir el adverbio afortunadamente por el de desgraciadamente. ¡Viva la República!
Alicia Martín / Madrid

La sanidad que se supone que gestiona la ‘lideresa’
Entiendo que Esperanza Aguirre considere un golpe de Estado la Revolución de Asturias de 1934 (basándose en los historiadores de su ideario). Pero como desde el tamayazo (que no sé si considerará otro golpe de Estado) es nuestra presidenta, le ruego deje de meter cabras en corrales ajenos, cosa que se le da muy bien, y se dedique a sus funciones, entre las que supongo está incluida la gestión de la Sanidad en la Comunidad de Madrid, a pesar de que los Lamelas y Güemes de turno se dedicaban a otra cosa...
En fin, que en Alcalá de Henares, donde vivo, pedí el pasado 13 de abril cita para el oculista y me la dieron, sin el menor rubor, para el 2 de septiembre de 2011. Eso es desempeño ejemplar en la sanidad pública.
Estoy seguro de que en La Habana (por ejemplo) me la habrían dado mucho antes, aunque los gobernantes de esos lares no sean santo de su devoción, precisamente.
Carlos Aguilar / Alcalá de Henares (Madrid)

Demolición de la antigua herrería de Torrejón de Ardoz
Tengo que lamentar una nueva pérdida, en este caso una muestra de arquitectura civil de importante valor histórico, arquitectónico y etnográfico que, a día de hoy, no volveremos a poder ver. Y es que el Ayuntamiento de Torrejón de Ardoz, con una falta absoluta de sensibilidad y prudencia, ha ido socavando irreversiblemente la estructura del edificio, así como de las estructuras anexas, derribando impasiblemente uno de los escasos edificios con valor histórico existentes en el municipio (tras la Casa Grande y la iglesia de San Juan Evangelista). El proyecto de "rehabilitación" que se vendió a la ciudadanía nada tenía que ver con la demolición encubierta que vino después, lo que supone, además de una mentira, otro asunto aún más grave: la destrucción de un edificio singular de más de 300 años, así como otra vivienda tradicional castellana anexa a este edificio y que se encontraba en buenas condiciones estructurales.
No sé si será desidia, incompetencia o nula sensibilidad, pero lo que tengo claro y es evidente es que la corporación es responsable de la desaparición de un icono histórico, etnográfico y arquitectónico de Torrejón de Ardoz.
¿Cómo enmendarán este entuerto? ¿Crearán una réplica a escala del anterior? ¿O el alcalde nos sorprenderá con un Partenón, una Nôtre Dame o un Duomo?
Y que conste que en un primer momento me pareció una buena iniciativa que pretendía poner fin a la desidia de los anteriores gobiernos municipales...
César García García-Conde

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